Hiroshima y Nagazaki
En Anfrix hemos hablado sobre los sorprendentes ocho afortunados, las ocho personas que lograron sobrevivir tanto a las bombas de Hiroshima como la Bomba de Nagasaki, dos bombas que, a pesar de las excusas dadas en la actualidad por los vencedores, fueron dos de los peores crímenes de guerra en la Historia. No obstante, hubo otros seres vivos que sobrevivieron a éstas aterradoras bombas, y uno de ellos fue Hosen-ji: el árbol que logró sobrevivir a la bomba atómica de Hiroshima.
El árbol que logró sobrevivir a la bomba atómica
El árbol de los cuarenta escudos, o Ginkgo biloba, posee características particulares que lo hacen único, ya que no cuenta con parientes directos en existencia a nivel biológico al ser el único miembro de su clase y formar una sola especie. Se trata de un fósil viviente, es decir un ser que ha existido en la tierra durante un periodo de tiempo tan considerable sin extinguirse, que debido a ésta razón se separa considerablemente a nivel biológico de los demás tipos de seres vivos actuales.
Originarios de China, éstos árboles se encuentran hoy en día en números muy escasos sobre todo Japón. Sin embargo, uno de éstos singulares seres fue el protagonista de una historia plagada de esperanza y buena fortuna. Un ejemplar de esta especie posee el nombre de árbol portador de esperanza, ó, en japonés, Hosen-Ji, ya que fue el único ser vivo que logró, junto a cinco ejemplares más de su misma especie, salir relativamente intacto de la fuerte ionización producida por la bomba de Hiroshima en la zona cero.
Esta hazaña no fue producto de la suerte ni de la casualidad, sino que por el contrario el árbol de la esperanza logró sobrevivir a causa de su singular biología. El Ginko, al ser un fósil viviente, evolucionó en un tiempo en el que la atmósfera terrestre poseía una configuración particularmente diferente a la actual, al encontrarse esta fuertemente oxigenada. Razón por la que esta especie posee una alta tolerancia a la oxidación celular; mismo tipo de oxidación celular que acabó con casi todos los tejidos vivos de los seres que se encontraban cercanos a la zona cero del fatídico «Día Nuclear».
Así mismos, estos árboles son extremadamente longevos. Estudios realizados en ginkos de más de 667 años de antigüedad han demostrado pocos indicios de senescencia (la senescencia es el efecto por el cual los tejidos y las funciones biológicas decaen con la edad, es decir, el deterioro producto del envejecimiento).
Otros árboles singulares: la tierra está repleta de árboles fuera de lo común. Desde Hiperión, el árbol más alto del mundo, una impresionante súper secuoya roja más alta que la mayoría de los edificios en el mundo, hasta un roble blanco que es dueño de si mismo en los Estados Unidos y un singular árbol producto de un experimento mediante la utilización de injertos que da cuarenta tipos de frutos distintos.
Hosen-ji
Curiosamente, no hay un solo Hosen-Ji y como veremos a continuación este es un término honorífico que se otorga a muchos árboles por todo el Japón que sobreviven a grandes tragedias.
Como ya hemos mencionado además de Hosen-Ji otro cinco árboles ginko lograron sobrevivir a la bomba atómica. No obstante, el más famoso de todos es Hosen-Ji debido a que este fue el árbol más cercano al área de detonación, y por ende mayor área de destrucción de la bomba atómica que los estadounidenses denominarion «Little Boy» (niño pequeño).
Así mismo Hosen-ji es un nombre que generalmente se les otorga en todo el Japón a los árboles que, debido a circunstancias extraordinarias, sobreviven a grandes catástrofes y tragedias, como por ejemplo los cuantiosos terremotos y tsunamis que regularmente azotan a esta isla asiática. Debido a que los tsunamis, algo para lo que los japoneses en la actualidad se están preparando construyendo murallas gigantes, suelen arrancar árboles de raíz y destruir todo a su paso, hallar árboles que sobreviven a estas furiosas olas es por lo general considerado como algo esperanzador. Estos árboles pasan a llamarse entonces como Hosen-ji, y generalmente una placa es puesta cerca de los mismos para indicar la hazaña.
El ser humano más cercano a la explosión
Si bien el ser humano más cercano a la explosión se cree que fue Akiko Takakura, empleada bancaria quien se encontraba a sólo 300 metros del epicentro, la diferencia con Hosen-Ji y los otros ginkos era fundamental ya que Akiko, así como otros supervivientes cercanos, se encontraba en la bóveda de un banco fortificado construido para soportar el peor de los terremotos y esto los salvó de la detonación.
Si bien esta joven mujer de 20 años de edad logró salvar su vida, sufrió fuertes quemaduras en casi todo su cuerpo, razón por la cual requirió de atención médica durante varios meses para poder recuperarse.
Hiroshima y Nagasaki antes y después: para darnos una idea del poder de destrucción de estas dos bombas nucleares solo debemos ver imágenes del antes y el después de los ataques. Ciudades que, otrora llenas de vida, quedaron completamente arrasadas y destruías por el fuego nuclear.