La justicia tribal
La manera en la cual se imparten castigos y justicia es algo presente en prácticamente todas las sociedades humanas, algunas, como por ejemplo la tribu de los Tolái, lo han llevado al extremo. No obstante, otros, como los miembros de la tribu moriori de los cuales hablaremos a continuación, tomaron un camino de acción pacífica absoluta tanto para asuntos externos como internos, y tristemente esto causó su destrucción.
La tribu moriori, la tribu que amaba la paz
Los moriori fueron una civilización socialmente muy avanzada para su tiempo, creían en la paz total y el entendimiento. Si bien ciertamente creo (o al menos espero) que el dialogo y la paz es el futuro que la humanidad merece y debe de trabajar duro para algún día alcanzar, todavía estamos demasiado lejos de esto. Infortunadamente los moriori intentaron ser absolutamente pacifistas en un tiempo y contexto donde reinaba la ley del más fuerte, sin reparar en al menos adoptar una postura de no agresión pero con cierta capacidad de defensa; por el contrario, negaron la violencia incluso cuando era en defensa propia.
Todo comenzó a finales del siglo XV, cuando Nunuku-whenua, el lider de la tribu polinésica Hamata de los moriori llevó a su gente a las Islas Rēkohu, las cuales se encontraban completamente deshabitadas en ese entonces a pesar de tener una considerable cantidad de árboles frutales y otras fuentes de alimento.
Asqueado de las guerras que atestiguó durante su juventud, el líder Nunuku estableció una serie de leyes que prohibían, entre otras cosas consideradas como social mente inaceptables, la guerra, la violencia, el canibalismo y el asesinato sea cual fuese el motivo. Eventualmente gracias a la prosperidad traída por la paz y la falta de conflictos comenzaron a progresar en las islas, lo que impulsó a los otros moriori a migrar hacia las mismas y vivir en paz.
En 1791 llega a la isla el HMS Chatham, de la armada británica (de aquí que hoy se conoce a las islas como las Islas Chatham). Su tripulación establecería una pequeña base y al encontrar a los moriori muy pacíficos nunca entraron en conflicto con éstos, sólo comerciando de vez en cuando e intercambiando alimentos por cuerdas, lámparas y materiales de herrería.
Algo tristemente común: si bien el destino de la tribu moriori nos puede llegar a resultar como un ejemplo extremo, en realidad muchas tribus sufrieron este tipo de crueles destinos. Famoso es el caso del explorador científico e ilustrador de la flora Alexander Von Humboldt, quien halló un loro el cual era el último ser vivo que conocía palabras de la legua de los atures, una tribu que fue completamente «borrada del mapa» tras el ataque de otra tribu. Puedes leer más sobre este episodio de la historia en el siguiente artículo: El loro hallado por Humboldt que salvó a un idioma de su extinción.
La cruenta invasión maorí
No obstante, los tiempos oscuros llegaron en 1835, cuando alrededor de 900 guerreros maoríes desembarcaron en las islas. Los mismos cometerían atrocidades inimaginables, las cuales incluyeron desde la esclavización de niños hasta violaciones masivas y asesinatos rituales, en una oportunidad llegaron a masacrar al 10% de la población de las islas.
Además de todos los trágicos flagelos anteriormente mencionados otro de los castigos que los invasores impusieron sobre los sobrevivientes fue el obligar a estos a defecar en las tumbas de sus ancestros e incluso a empalar vivas a decenas de mujeres en las playas. Este nivel de odio y violencia es totalmente inexplicable, ya que los moriori ni siquiera intentaron defenderse o presentar resistencia, por lo que no puede aducirse rencor alguno ante estas inhumanas acciones.
Los marinos británicos en las islas nunca intervinieron, ya que la relación con los maoríes era extremadamente tensa y no querían arriesgar desatar un conflicto en las colonias de Nueva Zelanda, ni ofender a los maoríes aliados al Imperio Británico contra las tribus maoríes más fuertes. Esta pasividad probaría haber sido inútil, ya que menos de 9 años después el Imperio Británico entrarían en guerra contra la gran mayoría de las tribus maoríes en las llamadas Land Wars (Guerras de Nueva Zelanda)
30 años después de la invasión maorí sólo menos de 100 Moriori quedaron con vida, y las antiguamente llamadas Leyes de Nunuku pasaron a llamarse como la Maldición de Nunuku.
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