Caminos a Roma
La frase popular dice que «todos los caminos llevan a Roma», y esto ciertamente no es una exageración si comprendemos la complejidad y el asombroso nivel de interconexión que poseía la red de caminos romana. Algo que es realmente sorprendente si tenemos en cuenta la época en la cual se construyeron estos miles de kilómetros de caminos.
En efecto, la red de caminos romana conectaba no sólo a todas las provincias de la República y posteriormente del Imperio con la capital, sino que, además, al combinarse con los puertos en el noroeste de África y en Anatolia, los romanos podían conectar a tres continentes y transitar libremente por toda Europa, Asia Menor y el Norte de África sin restricciones.
Este detalle, tal vez, se pierde cuando observamos las redes de caminos trazadas en los mapas tradicionales; ya que estos mapas muestran el trazado exacto. Trazado que, debido a ciertos accidentes geográficos y varias características territoriales, es por regla general irregular y zigzagueante. A su vez, los mapas no suelen marcar con claridad las intersecciones ni tampoco las ciudades que se utilizaban como puntos de posta por los viajeros y las legiones.
Es justamente debido a lo anterior que el mapa a continuación es tan interesante. Diseñado por el cartógrafo y científico de datos Sasha Trubetskoy, este mapa de tránsito de los caminos romanos utiliza un diagrama topológico (similar a los mapas del metro) para resaltar las distintas rutas de los caminos romanos y sus puntos de interconexión. Ofreciéndonos así una visión clara de la increíble complejidad y el asombroso nivel de interconexión que esta red poseyó durante su punto de esplendor.
Los colores indican las distintas vías romanas:
Los caminos romanos
Los romanos comenzaron a construir su red de caminos alrededor del año 300 a. C., unos 200 años después de la formación de la República romana, cuando esta, tras varias guerras sangrientas, pasó de ser un pequeño estado en el centro de Italia luchando por su supervivencia para convertirse en un poder militar y económico sin paralelos. Si bien Roma ya tenía otros caminos anteriores, y los mismos se encontraban regulados en la Ley de las XII Tablas, hoy en día se considera el inicio de la construcción de la Vía Apia (el camino principal a Roma) en el año 312 a. C. como el punto de partida de la inmensa red intercontinental de caminos romana.
Caminos y carreras: la ingeniería romana no tenía comparación en su tiempo. Famosos son sus estadios, en los cuales distintos competidores corrían largas e intensas carreras. Entre ellos el deportista mejor pago en toda la Historia.
Durante su mayor esplendor la red de caminos poseía 29 rutas militares, caminos amplios diseñados para el movimiento rápido de tropas, y alrededor de 370 caminos de importancia. En total, según el historiador militar Michael Grant, la red de caminos romana llegó a cubrir unos 400 mil kilómetros, de los cuales 80 mil kilómetros estaban pavimentados. Además de los caminos principales Roma también poseía miles de caminos menores, como las viae vicinalis que llevaban a los pueblos pequeños y caminos denominados rusticae, que, como su nombre lo indica, eran caminos rurales muy rústicos.
Si bien los primeros caminos de la República, anteriores a la red de caminos, poseían un ancho de 8 píes romanos (2,37 metros), cuando los romanos comenzaron a construir sus grandes caminos militares los mismos tenían por lo general un ancho mínimo de 12 pies romanos, lo que permitía que por el mismo transiten peatones y carretas a cada lado.
Si bien la construcción variaba dependiendo del tipo de camino, los caminos más importantes estaban construidos con un formidable sistema de drenaje y varias capas de distintos materiales que incluían arena mezclada con rocas grandes en la parte inferior, seguida por una capa de roca molida denominada statumen, una capa de grava y cemento denominada rudus, una capa de arena, cemento y grava denominada nucleus y finalmente, en la parte superior y visible del camino, el summum dorsum, el cual consistía en una capa de empedrado liso y transitable. El drenaje se hallaba a los lados del camino, y consistía en dos canales paralelos a este.
Un detalle curioso es que los romanos muchas veces solían ubicar sus tumbas y monumentos fúnebres al costado de los caminos. Esto fue muy común en la Vía Apia, y al ingresar a Roma los viajeros podían ver miles de tumbas y monolitos.
Puedes continuar leyendo sobre algunos de los caminos y rutas más singulares en el siguiente artículo: Los caminos más peligrosos del mundo, de Guoliang a las Yungas.