Hace un tiempo habíamos hablado sobre el experimento de Winthrop Kellogg, en el cual el investigador hizo convivir durante meses a su hijo con una chimpancé para comprobar de esta manera su teoría sobre el aprendizaje. Curiosamente, y por más increíble que parezca, hubo alguien que llegó a extremos aun más sorprendentes. Este fue László Polgár, quien no solo utilizaría a sus tres hijas con el fin de comprobar su teoría, sino que además las concebiría específicamente para este fin.
El experimento Polgar
Nacido en Hungría a finales de los 40s dedicaría sus estudios a la psicología y se especializaría, al punto de la obsesión, con los genios. Su investigación lo llevaría a leer y estudiar en profundidad las biografías y anécdotas de las grandes mentes de la humanidad, observando paralelos puramente empíricos en la mayoría. Según Polgár, la especialización directa en un tema a temprana edad, llevaba a la persona a destacarse muy por encima del promedio en dicha tarea. Más específicamente aun, si la persona era criada y guiada correctamente, ésta, terminaría convirtiéndose en una eminencia.
Literalmente se obsesionó con la posibilidad de «fabricar» genios. Sin embargo, a este punto, su mayor problema consistía en no poseer los instrumentos necesarios para probar su teoría, es decir, no tenía acceso a niños sobre los que pudiese decidir su educación. Con este fin concretaría una boda arreglada con una experta en psicopedagogía con la que había compartido ampliamente su teoría, y la cual era partidaria de la misma.
Así tendrían tres hijas, cuya educación sería enteramente diagramada y suministrada por Polgár en persona, quien, además, opinaba que el sistema normal de educación solo tenía como fin crear mentes mediocres. No obstante, siendo fiel a su teoría, solo se enfocaría en especializarlas, dedicando la totalidad de su aprendizaje al ajedrez -materia en la que él, si bien jugador mediocre, había escrito varios libros y tratados de renombre internacional-. Este tópico de especialización, además, radicaba en que Polgár estaba convencido de que el ajedrez era la mejor combinación posible de ciencia y arte.
Tras años de una intensa educación enteramente basada en el ajedrez, y muy pocas «desviaciones» como eran el aprender a leer y escribir o geografía básica, la teoría de Polgár comenzaría a demostrar resultados. La primera de sus hijas Zsuzsa Polgár -Susana- se consagró campeona mundial de ajedrez y a la fecha posee 10 medallas Olímpicas. Su segunda hija, Zsófia Polgár , obtendría el récord de desempeño en el mundialmente renombrado Torneo de ajedrez de Roma al ganar 8 y empatar una de la serie de 9 partidas -récord que aun se mantiene-.
El experimento da sus frutos, tres campeonas del ajedrez
A este punto Polgár estaba convencido de la veracidad de su teoría, por lo que se enfocaría por completo en la formación de su tercer hija, Judith Polgár, quien aun era una pequeña niña. Desde tácticas hasta jornaestro internacional Vladimir Kovacevic a la edad de 11 años y ganando títulos tales como el de Gran Maestre Internacional. Además llegó a convertirse en el puesto número uno de la FIDE en el ranking femenino con uno de los puntajes más altos, y habiendo derrotado a figuras tales de la talla de Kasparov.
Si bien el Experimento de Polgár, como es conocido, demostró resultados convincentes, una dura crítica hacia la ética detrás del mismo existe hoy en día en el ambiente académico. Esta se debe ya que, en efecto, se obliga al infante a seguir un camino o área establecida de antemano, quitándole forzadamente la posibilidad de ser él mismo chico quien decida su área o futuro intelectual. Por esta razón, el «método Polgár», se ha reducido a contadas instituciones de enseñanza privada «fuera de lo normal».
Es válido el método Polgár
El método Polgár no es científico, ya que una de las condiciones de la ciencia es la reproducibilidad y el uso de controles, algo que no puede hacerse con el experimento llevado a cabo por Polgár. En efecto, podemos aducir que las hermanas se convirtieron en campeonas mundiales de ajedrez por la utilización del método, pero al mismo tiempo, ya que no hay nada para controlar los resultados, también podemos aducir que estaban genéticamente predispuestas a ser buenas jugando al ajedrez.
Es por esta razón que no podemos considerar al método Polgár como algo científico, ya que no cumple la condición de reproducibilidad y al mismo tiempo carece de un método de control que nos permita verificar si las tres hermanas eran excelentes ajedrecistas porque estaban genéticamente predispuestas a serlo o porque el método funcionaba.
Más sobre genios
― El panteón de cerebros de genios
― El gulag para genios
― El rayo de la muerte de Tesla
― El Enigma de Fermat