La creación del mundo según la mitología nórdica

La creación del mundo y el universo en la mitología nórdica es un relato fascinante de dioses guerreros y luchas entre gigantes.

Alegorías en la mitología nórdica

Antes de comenzar a relatar los mitos de la creación del mundo y de los dioses en la mitología nórdica, es pertinente realizar una aclaración sobre el significado y sentido de muchas de las leyendas y mitos hallados en la misma.

En la mitología nórdica los mitos de la creación del mundo y el universo son tanto textuales como alegóricos. Es decir, muchos de los conceptos tratados en estos mitos eran alegorías a tópicos de la naturaleza y de la vida, algo que también es común en los mitos de creación de la bella mitología grecorromana.

Por ejemplo, vemos que Ymer -Aurgelmer- (arcilla blanda), es padre de Bergelmer (arcilla sólida), quien a su vez es padre de Thrudgelmer (roca). Vemos en esta descendencia mítica, una descripción del proceso geológico de la formación de las rocas (según como lo creían los antiguos nórdicos)

Los gigantes son suplantados por la vaca (un animal más noble) que al final termina dando paso a Bure, ya un hombre que representa lo opuesto a la maldad de los gigantes. Entonces los gigantes son destruidos en pos de un mundo mejor. Sin embargo un pequeño grupo logra sobrevivir, este grupo posteriormente representará la corrupción en el mundo.

Así empieza la Voluspa, el primer canto de la Primera Edda, de la boca de la Profetisa Delirante, la majestuosa Vala. Salvo en la religión Celta todas las religiones concuerdan en algo: antes de la creación todo estaba en la nada, nada existía de la manera en que lo conocemos y todo era puro caos.

Prestad atención,
Todos ustedes de razas divinas,
!Mayores y pequeños
Hijos de Heimdal!
Voy a narrar
Las maravillosas hazañas de Valfodr,
Los más antiguos relatos de los hombres,
Los primeros que yo recuerde.

La creación del mundo

En el principio, mucho antes de que existiese la tierra, existían, separados por Ginugagap -un abismo oscuro profundo-, un mundo al Norte: Niflheim -el mundo niebla- y otro mundo al Sur llamado Muspelheim -el mundo fuego-. Ambos poseían características únicas. Niflheim contaba con un majestuoso manantial -Hvergelmer- del que surgían 12 maravillosos ríos y era el lugar en el que habita el temible dragón Nidhug; Muspelheim, el otro mundo, era custodiado por Surt, una entidad regente de sus territorios, que protegía armado de una imponente espada de fuego.

Un día, de los ríos que brotan del manantial Hvergelmer, el veneno que fluía por ellos comenzó a endurecerse misteriosamente y se transformó en hielo. Quizás por la casualidad o quizás por el poder de un ser misterioso que estaba aburrido del universo vacío, nadie lo sabe. Congelado pasaría este mortal río hasta que luego de un tiempo, del que no se tiene registro, del hielo, ya reposante, comenzaran a surgir unos vapores que terminaron extendiéndose más allá del mundo del Norte.

Pero prontamente el vapor se convierte en escarcha y fluye libremente por el Ginugagap, volviéndose a congelar dentro del abismo. Como producto de esto la parte Norte del abismo queda congelada. No obstante, de su parte Sur, chispas y calor provenían amenazantes de los flameantes territorios de Muspelheim. El hielo del Norte y el fuego del Sur, entonces, comienzan a competir el uno con el otro.

Helados vapores del Norte chocan contra las ardientes bocanadas calcinadoras del Sur, convirtiéndose en gotas de agua que caían dentro del abismo al igual que los guerreros alcanzados por la espada enemiga caen en el campo de batalla. Por deseo del ser supremo, tomarían vida en la forma de un gigante: Ymer. Este gigante frío y malvado recorrería los abismos junto a su raza de gigantes sin la menor piedad. Un día, cansado, se tira a dormir un sueño profundo.

Ilustración de Ymir, el gigante hielo. Uno de los seres más importantes de la mitología nórdica
Ymir, el gigante hielo.

Curiosamente algo maravillo e inesperadamente ocurre: de su axila izquierda nacen un hombre y una mujer (no humanos). Mientras que sus pies, uno con otro, engendran un hijo -Thrudgelmer- del que posteriormente descienden los gigantes del frío -Rhimthurs-.

El canto de Vafthrudner dice:

Del seno de innumerables inviernos
Antes de que la Tierra fuese formada
Nació Bergelmer:
Thrudgelmer era su padre,
Su abuelo Aurgelmer -Ymer-

Del seno de innumerables inviernos
Antes de que la Tierra fuese formada
Nació Bergelmer:
Thrudgelmer era su padre,
Su abuelo Aurgelmer -Ymer-

Del seno de Eligavar
Manaban gotas de verano
Que crecieron hasta que se convirtieron en un gigante;
Pero unas chispas escapaban
Del mundo meridional:
El hielo sustituyó al fuego.
Vimos crecer bajo la axila
de Rhimthurs -Ymer-, se dice,
Juntos una chica y un chico;
El sabio gigante
Pie con pié engendró
Un hijo de seis cabezas.

La continuación del Señor de los Anillos: la intención de Tolkien era la de continuar su gran trilogía en una obra continuativa la cual iba a ser llamada La Nueva Sombra e iba, en parte, desarrollar y describir en mejor manera la sociedad de los orcos. La nueva sombra, la continuación del Señor de los Anillos.

El nacimiento de los dioses, la llegada de Odín

Odin y la cacería. Pintada por Arbo 1872. El gigante Ymer se alimentaba de la leche de la Vaca Audihumbla, la cual fue creada de las mismas gotas de las que él mismo fue creado. La vaca, hambrienta la mayor parte del tiempo, se saciaba lamiendo las rocas salinas de las profundidades del Ginungagap.

Ilustración de un viejo Odin.
Retrato de Odin.

El primer día que lamió estas rocas salió el cabello de un hombre, el segundo su cabeza y el tercero un hombre mismo. Fornido y enorme, de apuesto semblante, este hombre se llamaba Bure.

Bure engendraría un hijo llamado Bor y Bor al unirse con Bestla, la hija del gigante Bolthorn, tendría tres hijos que dominarían el cielo y la Tierra: Vile, Ve y Odín. (tengamos en cuenta que estos son hombres inmortales, Dioses, todavía no son creados los humanos)

Los mundos

Los Dioses dieron a los humanos Midgard. Sin embargo, en el universo existían nueve mundos separados por niveles. Midgard se encontraba en el medio. Niflheim, el mundo de las tinieblas era el más bajo; otros mundos como Asaheim, el mundo de los Dioses, estaban muy elevados sobre Midgard.

No pasaría mucho tiempo hasta que Odín y su familia entraran en conflicto con el malvado gigante Ymer, conflicto que rápidamente terminaría cuando los Dioses logran asesinar al déspota y sabio gigante.

Una oscura sorpresa atraparía a los tres hermanos cuando de las venas de Ymer, abiertas por las heridas del combate, comenzara a manar tanta sangre que prontamente el mundo comienza a inundarse en un océano caliente. Todos los gigantes, salvo Belgemer quien astutamente logra llegar a su barco con su esposa, mueren ahogados en la sangre de Ymer.

Muy decididos Odín, Vile y Ve aprovechan el cuerpo de Ymer para crear la Tierra: De su sangre los mares y océanos; de sus huesos las altas montañas; de sus cabellos los bosques frondosos; y con sus dientes y fragmentos rotos de huesos las piedras y primeras vasijas; de su cerebro las nubes. La Tierra, recientemente formada, flotaba entonces en medio de un océano impasable.

Le costó un ojo de la cara: el significado de la frase popular «le ha costado un ojo de la cara» proviene de la mitología nórdica, y está directamente relacionada a Odín, el dios tuerto: El significado de la frase: le costó un ojo de la cara

Sin embargo, al ver que su trabajo no estaba completo, retiraron el cráneo de Ymer y con este, rodeando la Tierra, formaron la bóveda celeste. Para guiar el flamante mundo tomaron cuatro sabios enanos: Norte, Sur, Este y Oeste cuya misión sería mantener al mundo en su curso. Los gigantes sobrevivientes, rodeando la nueva Tierra, serían mantenidos a raya por una gran muralla, creada de las cejas de Ymer, denominada Midgard.

Los cuerpos celestes, el viento, el arco iris y el tiempo

Como hemos mencionado anteriormente los Dioses no crearon por ellos mismos los cuerpos celestes ni las estrellas, sino que solamente se limitaron a colocarlas en su lugar. Por ejemplo, las estrellas provenían de las chispas del fuego de Muspelheim mientras que las aguas de la sangre de Ymer. Algo que queda definitivamente aclarado en la Primera Edda:

El Sol no conocía
Su propia esfera;
Las estrellas no conocían
Su propio lugar:
La Luna no conocía
Donde estaba su posición.

Es decir: todo ya existía, simplemente que se encontraba perdido y extraviado en la inmensidad del universo. Gracias a los Dioses, quienes les dictaron su función y causa, estos comenzaron a comportarse tal cual como los humanos los conocerían posteriormente al ser creados.

Ilustración de las tierras heladas.
Las tierras heladas de los gigantes de hielo.

El Sol y la Luna en la mitología nórdica

En los idiomas germánicos el Sol y la Luna tienen los géneros invertidos. El Sol es femenino y la Luna es masculino. Cuenta la historia que un ser llamado Mundilfare llegó a tener dos hijos muy hermosos: Un niño llamado Maane -Luna-; y una niña llamada Sol. Al ver que su hija era tan hermosa y perfecta, cometió la osadía de casarla con lo brillante. Los Dioses, al ver semejante falta de respeto, deciden entonces quitarle a sus bellos hijos. Sin embargo, al observar la hermosura de estos dos, deciden que con su belleza deleiten al universo, por lo que los ubican en el cielo a la vista de todos. Sol conduciría dos caballos Aavark y Alsvinn y portaría un escudo denominado Svalin -frescura- que por si alguna razón caía al suelo todo ardería por siempre. Maane sería el encargado de controlar la Luna y las mareas.

Sin embargo, más allá de su tarea como regentes, una razón muy preocupante obliga al Sol y la Luna a correr constantemente sin parar uno detrás de otro. Dos lobos salvajes, Skoll y Hate hrodvitneson, respectivamente, fueron enviados por el malvado gigante cuya morada existe en Harnved -el bosque de hierro- para devorarlos. Este lugar, el bosque de Hierro, existe al Este de Midgard y es gobernado por una raza de malvadas hechiceras. Un día los lobos alcanzarán por fin a los hermanos, y ese mismo día será el fin del mundo.

Los arcoíris: estos fenómenos atmosféricos pueden ser en ocasiones mucho más complejos que el simple semi-arco que por lo general estamos acostumbrados a ver luego de una llovizna o una densa niebla. En el mundo existen desde arcoíris dobles, circulares e incluso halos. Puedes ver más ejemplos de estos maravillosos fenómenos atmosféricos en el siguiente artículo: De arcoíris dobles a los arcoíris nocturnos.

El Arco Iris

Los Dioses, atentos a que muchos mortales quizás podrían requerir su consulta, construyeron un puente hacia el cielo del que todos podrían ser testigos pero solo los héroes con el coraje necesario podrían encontrar. Este puente se denomina Bifrost -camino que vibra- y es tan hermoso y digno de sus dueños celestiales que está compuesto por miles de colores.

Si bien según las creencias de la mitología nórdica el Bifrost es una de las estructuras más solidas y fuertes que existen, cuenta la leyenda que cuando los hijos de Muspel cabalguen en rumbo al gran combate del fin y lo atraviesen, Bifrost será derrumbado y los hombres perderán el contacto con los Dioses. Tal vez solo un gran héroe inesperado pueda detenerlos.

Ilustración del Bifrost, el puente a Valhala en la mitología nórdica.
Bifrost, el arcoiris puente hacia Valhalla. El Valhalla o Valhala era el paraíso de los guerreros nobles y valientes en la mitología nórdica.

La noche y el tiempo

Bitfrost, el puente a los Dioses. Nott -noche- era la hija de un oscuro gigante llamado Norve quien vivía en la lejana región de Jotunheim. Nott, quien tuvo una vida muy agitada en su juventud, contrae tres matrimonios con el pasar de los años. De estas uniones tendría un hijo de cada una: de su matrimonio con Naglfare nacería Aud; de su matrimonio con Annar nacería su hija Joerd -Tierra-; y de su matrimonio con Delling -amanecer- tendría un hijo brillante y claro llamado Dagr -Día-.

Las valquirias: estas eran las guerreras míticas de la mitología nórdica. No obstante, las mismas estaban basadas en personajes del mundo real, es decir las vírgenes del escudo. Jóvenes mujeres que dedicaban sus vidas a convertirse en guerreras: Las Valquirias, las guerreras de la mitología nórdica.

El dios supremo, siempre presente y atento, decidió dotar a Noche y Día con dos carros tan majestuosos como hermosos. Junto a estos carros también les daría la misión de llevar la oscuridad y la claridad al mundo ordenadamente. Después de todo, nada podría funcionar correctamente si no se tenía seguridad de cuando el mundo sería un lugar oscuro y cuando un lugar claro. Por lo que Noche y Día, ayudados por sus bellos corceles: Hrimfaxe y Skinfaxe, comenzarían a llevar el brillo, la oscuridad y la escarcha al mundo de forma periódica.

Sin embargo, los Dioses debieron crear estaciones y tiempos para que los hombres pudieran contar el paso de las épocas y de sus días. Por lo que se valieron de una majestuosa progenie de inmortales: Svasud -suave- es el padre del verano, un hombre muy amable y cálido siempre dispuesto a ayudar. Vindsval -frescura- es el padre del invierno y éste a su vez es el hijo de Vasud -el que trae la nieve-. Ambos pertenecientes a una raza oscura y fría, de aliento congelante.

El viento

Al Norte del cielo existe la morada del siniestro gigante Hraesvelger -el comedor de muertos-. Este gigante tiene un poderoso traje repleto de plumas de águila. Cuando decide levantar vuelo, su tamaño y la gran cantidad de plumas, logran que debajo de él se formen grandes corrientes de aire. Corrientes tan poderosas que mueven océanos y derrumban casas a su paso. Es así que los vientos recorren el mismo camino destructivo de este malvado gigante.

Ilustración de Odin.
Ilustración de Odin, uno de los dioses más importantes de la mitología nórdica, con su casco alado y sin su ojo.

Los seres

Infinidad de seres habitan la Mitología Nórdica: Desde gigantes de hielo hasta dragones, desde dioses a humanos pasando por enanos, trolls, hulders, hechiceras, necks, nisses, etc. Todos con sus respectivas e identificables características recorren los diferentes mundos y entran en contacto con los varios héroes.

Odín, muy atareado en sus esfuerzos por darle forma al mundo, decidió crear un grupo de ayudantes que le asistieran en su tarea de gobernar el destino de los hombres. No como Reyes sino como Jueces de sus acciones. Para llegar a un acuerdo se reúnen en Idavold, más específicamente en la sagrada estancia de Asgard. Aquí comenzarían a construir el más bello de todos los palacios: Gladsheim, lugar repleto de paredes de oro y finísimas terminaciones.

Para servir como ayudantes menores, de los gusanos de Ymer, los Dioses deciden crear a los enanos. Estos seres estaban dotados de una fuerza muscular muy grande y de una elevada habilidad como herreros y constructores. Además de sostener el cielo, otra de sus misiones sería la de suministrar al mundo con herramientas y construcciones.

Sin embargo, un mundo ya formado necesitaba de habitantes. Por esta razón los Dioses decidieron crear a los humanos: De dos hermosos árboles crearon a un hombre y a una mujer llamados Ask y Embla. Sería un trabajo tan majestuoso que los Dioses darían lo mejor de sí: Odín les daría la vida y el espíritu; Hoener la inteligencia y la gracia; y Loder la sangre y los sentidos. Como regalo, les permitirían vivir en las tierras de Midgard. De estos dos seres humanos, descenderían todas las familias de humanos que habitarían el mundo posteriormente.


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