Durante la época victoriana una moda descabellada cautivó a la aristocracia británica: reunirse para desenrollar momias egipcias saqueadas de sus tumbas.
A finales del siglo XIX el magnate Edward Watkin intentó construir una "torre Eiffel londinense" con el fin de "recuperar el orgullo británico" tras la construcción de la torre Eiffel.
El enorme buey de Durham impresionó a la aristocracia victoriana a tal punto que todos los nobles comenzaron a encargar pinturas de animales con su anatomía exagerada con el fin de ostentar su ganado.
Décadas antes de la publicación de Moby Dick, un grupo de capitanes balleneros se obsesionó con un cachalote albino famoso por destruir botes balleneros.
William "Crocky" Crockford fue un as de las cartas del siglo XVIII nacido en la miseria que estafo a la aristocracia y nobleza londinense con sus trucos.
Alicia en el País de las Maravillas fue la obra de ficción más famosa de Lewis Carroll. Uno de sus personajes, no obstante, fue basado en un hombre real.