La evolución de los MiG soviéticos
Los soviéticos pasaron de tener los peores aviones durante los inicios de la Guerra Fría a tener el mejor avión de combate en el mundo solo en cuestión de 15 años con la introducción del famoso MiG-25. Hecho tras lo cual prontamente los MiGs soviéticos se convertirían en la pesadilla de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Esta es la historia de una de las mayores hazañas de ingeniería aeronáutica moderna.
Al terminar la Segunda Guerra, los soviéticos quedaron estigmatizados por el hecho de tener que depender de motores de avión diseñados y fabricados por los Británicos, incluso el MiG-15, un avión producido mucho tiempo después de terminada la guerra y que hizo estragos en Corea, utilizaba un motor copia del Rolls-Royce RB.41 Nene.
Esto no podía seguir así, y el liderazgo soviético lo sabía muy bien, por lo que armaron a los legendarios ingenieros Mikoyan y Gurevich con todos los recursos industriales y económicos y el personal necesarios para avanzar la tecnología aeronáutica soviética a nuevos niveles, y éstos así lo hicieron (de hecho el prefijo MiG viene de «Mikoyan y Gurevich»).
En el video anterior vemos a un piloto ruso demostrando las capacidades de alto vuelo de un MiG-25 y llevándolo a tal altura que podemos apreciar la curvatura terrestre. Si bien los MiG-25 fueron y son aviones capaces de llegar a alturas impensadas anteriormente, fue gracias a la introducción de aviones como el MiG-29 que se logró incluso llegar a los límites de la ingeniería de motores a reacción.
El MiG-25, el avión que dominó los cielos
En poco más de 15 años la Unión Soviética pasó de utilizar motores copiados a producir los mejores aviones de combate del mundo, la joya de la corona fue el MiG-25, el avión que simplemente aplastó todos los récords para aviones de combate habidos y por haber:
Hombre vérsus máquina: Otro detalle curioso de los MiG-25 es que en el año 2002 un MiG-25 Foxbat de bandera iraqi fue el primer avión tripulado por un piloto humano en enfrentarse en combate contra un drone no tripulado en el campo de batalla aéreo.
El récord de velocidad con carga útil (misiles) en 1965 llegando a unos 2,319.12 km/h, el récord de velocidad sin carga útil en 1967 tocando los 2,981.5 km/h, el primer jet de combate en romper la barrera de altura de los 20 kilómetros y luego de los 30 kilómetros en 1973, el récord de velocidad en alcanzar los 25 kilómetros de altura en 1973, entre varios otros. En total el MiG-25 demolería un total de 29 récords mundiales, muchos de los cuales aun se mantinen.
La carrera aeronáutica: así como la Guerra Fría vio una carrera espacial sin cuartel, ésta también vio una carrera aeronáutica igual de intensa. Todas las décadas las potencias mundiales lanzaban nuevos modelos de aviones con infinidades de variantes, aviones que, como el MiG-25, batían todos los récords. Un gran ejemplo de esto es el U-2, el avió que vencía a los misiles volando más alto y más rápido.
Eventualmente, entre los pilotos soviéticos, comenzó una competencia por ver quien podía llevar su MiG-25 a mayor altura, y esto no es tan simple como apuntar el avión hacia arriba y acelerar, requiere de maniobras muy complejas para maximizar el punto vértice de la altura máxima alcanzada una vez que la trayectoria de vuelo se vuelve parabólica al alcanzar cierta altura con poca densidad de aire y el motor de reacción experimenta lo que se denomina como apagón de llama, fenómeno en el cual se apaga la llama en la cámara de combustión del motor ya sea por la falta de oxígeno o la baja densidad de aire que lleva a la pérdida del compresor.
Si bien los MiG-25 eran ya de por si impresionantes bestias mecánicas ultra veloces y capaces de volar a alturas descomunales, un piloto de pruebas los llevaría a su extremo máximo. A continuación hablaremos de este legendario piloto soviético, Alexander Fedotov, quizás el más temerario piloto de pruebas de la Guerra Fría.
Alexander Fedotov, el as soviético
Es así que un día 31 de agosto de 1977 Alexander Fedotov, quien ya había llevado su avión al límite varias veces con anterioridad, llevó su avión a romper el mayor récord de altura alguna vez alcanzado por un jet de combate, y que aun, al día de hoy casi 40 años después, permanece invicto.
Fedotov voló un MiG-25RB experimental con un motor R15BF2-300 a una velocidad y trayectoria tal en la cual, a pesar que su motor se rindió a los 30 mil metros de altura, su avión llegó a tocar los 37.650 metros de altura, unos 37,6 kilómetros. En efecto, este temerario piloto de pruebas presionó su avión a tal punto que el poderoso motor a reacción de su MiG-25 se rindió y apagó en pleno vuelo, algo estremecedor por donde se mire.
Debemos tener en cuenta que estas pruebas no eran poca cosa ni mucho menos seguras. En una época donde el diseño asistido por ordenador no existía, muchos factores de las aeronaves debían de ser indefectiblemente probados de manera física con pruebas de campo, por lo que muchos de estos pilotos de pruebas arriesgaba su vida en cada vuelo. Un claro ejemplo de esto, pero en el lado de los Estados Unidos, fue John Stapp, un médico militar que ofreció su propio cuerpo e integridad física para probar los efectos de la desaceleración en el cuerpo humano y desarrollar gracias a esto mejores butacas eyectables que no causen daños severos en el cuello o en la columna de los pilotos eyectados.
Todo un testamento a la ingeniería soviética.