Alexander Graham Bell
Alexander Graham Bell fue una de esas pocas personas que cambiaron completamente al mundo, o mejor dicho una de sus invenciones, nada más y nada menos que el teléfono. Invención que le dio una gigantesca fortuna y permitió que éste funde una de las más revolucionarias e históricas compañías de investigación y desarrollo tecnológico en la Historia: Bell Labs, quienes además de haber jugado un rol fundamental en el desarrollo de los ordenadores también realizaron algunos de los experimentos científicos más avanzados de su época, como por ejemplo fotografíar el sonido.
Las asombrosas cometas tetrahédricas
Sin embargo, Bell poseía una de esas mentes hambrientas, comparable con las de otros genios como Nikola Tesla, quien inventaba maravillas en su tiempo libre como el primer vehículo a control remoto a manera de pasatiempo. Bell, siempre dispuesto a aprender cosas nuevas y a estudiar todo lo que desconocía en profundidad, y como ya mencionamos gracias a su gran fortuna, se dispuso a investigar métodos de mejorar el vuelo más liviano que el aire.
De hecho el teléfono nació gracias a esta curiosidad, ya que la idea original de Bell no era construir un aparato de comunicación sino que consistía en crear un piano que pudiera accionarse a viento, así fue que investigó cómo transportar sonidos complejos mediante cables dando paso a la creación del primer prototipo de un teléfono, un gran avance sobre el telégrafo.
Bell era además un gran proponente de la aviación, por lo que regularmente construía diseños de cometas sorprendentes como ardid publicitario con el fin de inspirar a las generaciones futuras y a su vez intentar desarrollar mejores métodos de vuelo más liviano que el aire.
En un tiempo donde los materiales ultralivianos y resistentes de la actualidad eran inexistentes, este genio lograba crear todo tipo de rarezas voladores que incluso hoy en día, casi un siglo más tarde, siguen resultando asombrosas, como estas fotografías capturadas entre principios del siglo XX y la década de 1920.
En estas vemos desde sus cometas circulares de dos pisos hasta las impresionantes cometas tetrahédricas hechas a partir de teselaciones de triángulos y arreglos piramidales.
Otras cometas colosales
Sin embargo, la maravillosa cometa circular de Bell palidece en tamaño, aunque no en genialidad, ante Megabite -Megamoridsco-. Un monstruo volador de unos 62 metros que, según cierto libro de récords, se asegura que en 1997 batió todos los récords de tamaño en cometas, algo que como veremos a continuación no es cierto, ya que las cometas del festival de Sagami llegan a ser más grandes. Megabite fue diseñada por Peter Lynn y ocupa un área de 10.043 pies cuadrados.
Dicho todo lo anterior, si de cometas hablamos nada en el mundo se compara al maravilloso festival de Sagami en Japón. Festival en el que pueblos enteros se unen con la tarea de crear gigantescas cometas las cuales, durante el festival, vuelan en su conjunto.
Puedes leer más sobre Sagami y ver las sorprendentes fotografías del mismo siguiendo este enlace.
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