Ubar, la Atlántida de las arenas. La ciudad perdida que resultó ser cierta

La Atlántida no es la única ciudad perdida. Existe en las arenas arábicas la leyenda de la ciudad perdida de Ubar. Una ciudad perdida en el desierto.

Las tierras incógnitas

Primero definamos qué es una Terra Incognitae, es decir, las islas y las ciudades sólo existentes en las leyendas. Ubar hubiese entrado en ésta lista, si no fuese porque hace 28 años un grupo de arqueólogos utilizando tecnología del programa Landsat y un complejo equipo abordo del transbordador espacial Challenger detectara los rastros de las rutas de trenes camello utilizadas por los mercaderes para llegar a la ciudad. Consecuentemente descubriendo la ubicación de la misma y desenterrando sus restos.

Nota: si deseas leer sobre otras tierras en verdad mitológicas te recomendamos seguir el siguiente enlance: Las tierras incógnitas, de Hiperbórea y Thule a la Atlántida y Mu.

La ciudad perdida de Ubar

En Medio Oriente existía una leyenda muy similar a la de la Atlántida en Occidente. Una ciudad de avanzada cultura y arquitectura megalítica cuyas elevadas torres de mármol y pilares finamente decorados hacían arrodillarse a cualquier visitante ante su belleza; siendo a causa de su desgraciado infortunio hundida en el desierto por una tormenta de arena. La diferencia, es que mientras la Atlántida permanece en el Reino de Mythos, Ubar resultó ser una realidad.

Vista aérea de Ubar

Vista aérea de Ubar, la ciudad perdida.

Ubar fue creída una leyenda dada la escasa cantidad de registros que la mencionaban, los cuales la marcaban como un gran centro comercial de esplendorosa arquitectura y riquezas en la región de Rub’ al Khali, al sur de la Península Árabe. Fundada hace 5 mil años y destruida bruscamente 3 mil años más tarde, el comercio logró que la misma poseyera todo tipo de riquezas, incluso varios relatos contaban sobre magníficas estatuas enchapadas en oro en las plazas.

Este esplendor, la falta de ruinas y su repentina desaparición -causada por un desastre climatológico según Surat al-Haaqqah llevaron a que la misma ingrese en el terreno de las leyendas durante casi 2000 años. Leyenda que, dada su romanticismo, ya que la misma incluso hablaba de mercaderes europeos pre-romanos, llevó a que infinidad de exploradores la buscaran -uno de éstos exploradores, Harry St. John Philby, en 1932, no descubriría la ciudad, pero su expedición lo llevaría a descubrir los increíbles cráteres de Wabar. Inmensos cráteres de vidrio formados cuando una serie de meteoritos impactó con la arena cristalizándola en el proceso (en unas semanas hablaremos de los mismos)-

Restos de la ciudad de Ubar.
Restos de la ciudad de Ubar.

En la imagen anterior podemos apreciar de manera visual el por qué fue tan difícil hallar dicha ciudad, como vemos la erosión y las arenas tuvieron un efecto devastador sobre sus paredes y estructuras.

Ciudades perdidas: las tierras de Medio Oriente están repletas de fascinantes ciudades perdidas y ocultas. Desde la ya mencionada Ubar hasta ciudades subterráneas como las asombrosas Kaymakli y Derinkuyu en Turquía.

Desafortunadamente el abandono y los casi dos mil años de entierro llevaron a que pierda todo su encanto original. Sin embargo, su historia ha quedado como uno de los hallazgos más fascinantes de la arqueología moderna. Hoy sólo quedan ruinas y una sombra de antiguo esplendor.

No obstante, a pesar del abandono y el pésimo estado de conservación tras tantos siglos en el olvido y la exposición a los elementos, esta joya arqueológica es un ejemplo de cómo las creencias y la tradición oral pueden conservar y transmitir a lo largo de cientos de generaciones detalles e información histórica que de otra manera se hubiesen, tristemente, perdido en las inclementes arenas de la Historia.

Ilustración de como pudo haber sido la ciudad perdida de Ubar.
Ilustración de como pudo haber sido la ciudad perdida de Ubar.

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