El cartógrafo Sasha Trubetskoy creó un mapa de tránsito de la red de caminos de los romanos, gracias al cual podemos observar su asombrosa complejidad.
El enorme buey de Durham impresionó a la aristocracia victoriana a tal punto que todos los nobles comenzaron a encargar pinturas de animales con su anatomía exagerada con el fin de ostentar su ganado.
Cayo Apuleyo Diocles, el corredor de carros romano del siglo I que incluso hasta el día de hoy continua siendo el deportista mejor pago de la Historia.
Dos gladiadores romanos enemistados a muerte hicieron las paces en la arena y conmovido por el acto de camaradería el emperador les otorgó la libertad.
Un grupo de hombres del siglo XX decidió revivir las carreras de carros romanos. Solo que en vez de caballos utilizaban motocicletas para tirar sus carros.
Cuando Pompeya ardió bajo las llamas del Vesubio, una biblioteca quedó enterrada bajo las cenizas volcánicas, salvando así varios textos de ser perdidos.
En el siglo XVI la envidia de Rafael y Bramante llevó a que recomienden a Miguel Ángel para pintar el techo de la Capilla Sixtina esperando que éste falle.
Hace más de 2200 un influyente filósofo y matemático, Crisipo de Solos, refundó el pensamiento estoico. El destino quiso que todos sus textos de pierdan.
De la impresionante escalera de caracol del Museo del Vaticano y la asombrosa entra a Odesa, al Cha Baori, el eficio con la escalera de 3500 escalones.
La siguiente es una imagen de Hans Nilsen Langseth, el hombre, conocido, tuvo la barba más larga de la historia. De hecho, su barba creció varios metros.
A lo largo de la historia varias obras artísticas invaluables como la Mona Lisa por nombrar algunas sufrieron actos de vandalismo que casi las destruyen.