El cartógrafo Sasha Trubetskoy creó un mapa de tránsito de la red de caminos de los romanos, gracias al cual podemos observar su asombrosa complejidad.
El enorme buey de Durham impresionó a la aristocracia victoriana a tal punto que todos los nobles comenzaron a encargar pinturas de animales con su anatomía exagerada con el fin de ostentar su ganado.
Dos gladiadores romanos enemistados a muerte hicieron las paces en la arena y conmovido por el acto de camaradería el emperador les otorgó la libertad.
El templo romano de la paz de Numa Popilo cerraba sus puertas en tiempos de paz. Curiosamente, durante mil años solamente cerró sus puertas cuatro veces.
Los triunfos romanos eran otorgados a los generales victoriosos. Roma se vestía de fiesta para así honrar al héroe militar que trajo gloria a la ciudad.