Durante la época victoriana una moda descabellada cautivó a la aristocracia británica: reunirse para desenrollar momias egipcias saqueadas de sus tumbas.
La mudanza de Abu Simbel fue un esfuerzo monumental de cooperación internacional que tuvo lugar en plena Guerra Fría para mover un complejo de templos egipcios y así evitar su inminente destrucción.
La tumba de Tutankamón fue protegida durante 3245 años por un sello especial, en 1922 cuando se abrió por primera vez los arqueólogos quedaron atónitos.
En distintos tramos del canal de Suez, la estreches del mismo, las dunas y el gran porte de los barcos se combinan dando la ilusión de estar viendo barcos navegando por las arenas.
En el siglo XII Al-Aziz Uthman quiso destruir por motivos religiosos la pirámide de Micerino. La ingeniería egipcia venció sobre los deseos del sultán.
La tumba de Sinaí es el punto de buceo más peligroso del mundo, un agujero azul profundo y cavernoso el cual ha clamado más de cien vidas de buceadores.
En el siglo XVI el arquitecto renacentista Fontana Domenico ilustró como hizo para erigir un obelisco egipcio traido a Roma 1400 años antes por Calígula.
A principios de siglo un científico loco se convenció de poder trasplantar órganos de simios en seres humanos. Incluso llevando sus teorías a la práctica.