La tumba del faraón Tutankamón es una de las tumbas más raras alguna vez encontradas por los arqueólogos en Egipto. Debido no solo a enorme cantidad de artefactos, sino que la misma es una de las pocas tumbas halladas que no fue saqueada por los robadores de tumbas
La misma consta de 5 sarcófagos en series, en los cuales se encuentran a su vez cinco altares con ofrendas y pasajes. Al ingresar al cuarto sarcófago además de las ofrendas y los cuerpos momificados de personajes menores pero cercanos al faraón e incluso sirvientes cuya tarea era la de servirle en la vida después de la muerte.
El aventurero y arqueólogo Howard Carter y su equipo hallaron la famosa tumba en 1922 y tras una seguidilla de problemas tanto técnicos como económicos durante el principio de su expedición se toparon con una gran compuerta la cual había permanecido escondida por miles de años. La misma aseguraba el ingreso a la cámara principal con un singular sello puesto por los sacerdotes encargados de los ritos funerarios y el cual permaneció intacto por 3.245 años.
Este sello estaba confeccionado a partir de una cuerda anudada y un sello de arcilla conteniendo la figura del dios chacal Anubis. Patrón de los embalsamadores y dios de la muerte.
El hallazgo fue espectacular. Si bien los sarcófagos anteriores fueron explorados con anterioridad en dos oportunidades e incluso los dos primeros de la serie saqueados en el pasado, la puerta de acceso al sarcófago de Tutankamón fue protegida por una serendipia del destino. Parte de la tumba de Ramsés IV, la cual se encontraba en el nivel directamente superior a la de Tutankamón, colapsó y ocultó con sus escombros la puerta de acceso.
Tras remover los escombros, Carter rompió el sello e ingreso al quinto y último sarcófago encontrándose con el tesoro egipcio más espectacular de todos los tiempos; todo quedando capturado por la lente del fotógrafo de la expedición, Harry Burton.
El resto es historia, prontamente catalogaron los artefactos. Varios fueron a museos de toda Europa y a Egipto le costaría décadas de interminable papeleo y reclamo repatriar muchos de los mismos, y la leyenda de la «maldición del rey Tut» quedaría como leyenda popular luego de que varios de los miembros de la expedición fallecieran al poco tiempo de haber explorado la tumba.
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