Correo rápido: de los veloces mensajeros mongoles al correo a cohete

Antes del teléfono los mensajes viajaban a la velocidad del caballo o del barco. No obstante, varias culturas intentaron enviar mensajes rápidos con la tecnología que tenían a mano.

Los veloces mensajeros mongoles

Enviar una carta, mensaje o paquete desde un punto a otro apartado geográficamente de manera significante se convirtió en la obsesión de muchos a lo largo de la historia. Durante el tiempo de los mongoles el flujo de los mensajes entregados fielmente por los mensajeros mongoles entre generales y tenientes que se encontraban separados por quizás cientos de kilómetros de planicies y llanuras luchado muchas veces en múltiples frentes y contra varios enemigos en simultáneo.

Ilustración de un jinete mongol. Muchos de los jinetes se volvieron mensajeros para el Kan.
Jinete mongol, muchas veces los mismos guerreros jinetes servían como mensajeros.

El envío de mensajes entre los distintos kanes mongoles y el gran kan eran de extrema importancia, ya que la diplomacia era fundamental para evitar la infinidad de sangrientos conflictos internos entre los propios kanes.

La tarea de estos mensajeros mongoles era tan importante para el correcto funcionamiento y funcionamiento del Imperio Mongol que incontables postas fueron establecidas a lo largo de Asia y Medio Oriente para permitirles de esta manera a los mensajeros cabalgar sin parar cambiando en cada posta de corcel, e incluso, cuando el mensaje era de suma importancia, se vendaban las rodillas de los caballos con paños empapados en opio para lograr que estos ignorasen el dolor y el cansancio y llevarlos así a galopar a toda velocidad de posta a posta prácticamente hasta el límite entre la vida y la muerte.

Debemos tener en cuenta que mantener dichas postas en ese tiempo era una tarea difícil y costosas, ya que, debido a la cantidad de bandas de bandidos y criminales deambulando por la tierra, cada posta debía tener un destacamento de soldados para protegerla y mantener a raya a los bandidos. Destacamento que debía sea alimento y equipado constantemente.

Los tubos de vacío del siglo XIX

En Inglaterra la implementación del telégrafo fue de tanta importancia para su economía y poderío militar que, según datos recopilados por el experto en telecomunicaciones Tom Standage, para 1872, sólo en Inglaterra, es decir sin contar a Escocia, Gales o Irlanda, se enviaban unos 15 millones y medio de mensajes por año que recorrían a través de los cientos de miles de kilómetros de cable entre algunas de las más de cuatro mil estaciones y subestaciones de mensajería.

Red que ciertamente no se diferenciaba mucho de nuestra Internet actual, ya que había subredes de cables privados mantenidas por empresas e incluso hasta spam, siendo Richard Sears en 1886, todo un innovador por cierto, el primer «hombre de negocios» en «ofrecer sin consulta previa» a cientos de personas por día la oportunidad de conocer y comprar uno de sus «magníficos y refinados relojes de bolsillo».

Similitudes con la internet actual: debemos decir que el sistema de telecomunicaciones de Tom Standage no fue el único sistema antiguo con grandes similitudes a la internet actual. Por ejemplo, a principios del siglo XX un hombre creó un sistema de acumulación de información universal muy similar a la Wikipedia, pero completamente física y en papel.

Incluso, hasta existía un sistema básico de «comercio electrónico,» ya que varias de las estaciones tenían convenios con los comerciantes locales y esto le permitía a las personas realizar compras a distancia, aunque generalmente el servicio era principalmente utilizado por hombres para enviarle flores a sus esposas o novias mientras éstos estaban de viaje.

Ilustración de una estación de mensajería neumática.
Estación de mensajería neumática.

De manera sorprendente, lo mensajes no se limitaban solamente a simples mensajes de texto, sino que las oficinas de telégrafo también manejaban una extensa red de cientos de kilómetros de tubos neumáticos para enviar pequeños paquetes y en 1870 varias oficinas en el centro de Londres permitían enviar pequeñas imágenes en los mensajes gracias a la implementación del pantelégrafo, máquina de facsímiles pionera inventada por el físico italiano Giovanni Caselli

El correo a cohete

Imagen de un pantelégrafo.
Documento producido con un pantelégrafo. Máquina de facsímiles pionera inventada por el físico italiano Giovanni Caselli,

No obstante, quizás el más interesante intento por enviar correo rápidamente fue el realizado por el Servicio Postal de los Estados Unidos, quienes en 1959, intentaron crear una nueva oficina dedicada a enviar correos por misil desde submarinos hacia la costa. Tarea para la cual emplearon un submarino, el USS Barbero y un misil de tipo crucero SSM-N-8 Regulus modificado.

Aunque suene extravagante, si nos ubicamos en tiempo y espacio veremos que a finales de la década del cincuenta la carrera espacial estaba en plena marcha, y Estados Unidos se había obsesionado con los cohetes. Por ejemplo, la Ford Motor Company en 1958 intentó fabricar un automóvil impulsado por cohetes y otro alimentado por un mini-reactor nuclear.

Si bien el misil sólo atravesó una distancia de 300 metros el mismo cumplió con su cometido y envió desde el submarino a la costa unas tres mil postales conmemorativas. A pesar de que la idea parece un sin sentido, la intención de la misma era crear un mecanismo por el cual, durante tiempos de guerra, un submarino pudiese emerger cerca de las costas de un territorio con actividad enemiga y dejar rápidamente una carga con provisiones y/o mensajes de manera controlada en tierra lo más cercano posible de fuerzas aliadas para luego sumergirse antes de ser alcanzado por la artillería naval enemiga.

Fotografía de un misil experimental, el más rápido de todos los mensajeros.
USS Barbero y un misil de tipo crucero SSM-N-8 Regulus modificado.

Ciertamente el Servicio Postal de los Estados Unidos es uno de los servicios postales más curiosos del mundo, no solo por su habilidad para entregar paquetes rápidamente, sino por singulares hechos históricos como el del perro Owney. Un perro de la calle qué, tras crecer cerca de las oficinas del correo, comenzó a abordar los trenes de correo y viajar por todos los Estados Unidos convirtiéndose en un símbolo del servicio postal.