Von Braun, un genio con un pasado oscuro
Wernher von Braun fue ciertamente una de las pocas personas en la historia de la humanidad a las cuales el calificativo de genio le quedaba corto. Artífice principal de la llegada del hombre a la luna y pionero en el campo de la cohetería y el vuelo espacial tripulado, fue al mismo tiempo un impiadoso nazi que utilizó mano de obra esclava para fabricar cohetes V2 durante la Segunda Guerra en la fábrica de trabajo calificado forzoso de Peenemünde (un campo de prisioneros para personas con conocimientos técnicos). Von Braun fue, sin duda alguna, una figura controvertida que tendría que haber pasado el resto de su vida en prisión como muchos otros criminales de guerra nazi. No obstante, su genio técnico lo convirtió en una persona invaluable para los Estados Unidos y su programa espacial en una época en la cual dicho país estaba quedando cada día más relegado en comparación con la Unión Soviética.
Wernher von Braun es junto a su contraparte soviética, el gran Sergey Korolyov (castellanizado como Serguéi Koroliov), uno de los padres de la cohetería moderna y su trabajo no solo permitió poner a más de una decena de hombres en la Luna y ser el artífice de que hoy en día miles de satélites orbiten la tierra brindando todo tipo de servicios, sino que fue más allá y realizó uno de los primeros estudios intensivos de los requerimientos necesarios para un futuro viaje a marte.
El Proyecto MARTE, el sueño del viaje a Marte
Si bien von Braun entendía perfectamente que tras la llegada a la Luna la carrera espacial se enfriaría y aletargaría considerablemente como mencionó en varias oportunidades, nunca se imaginó que la misma, que logró inspirar a decenas de millones de personas en el mundo a interesarse por la ciencia y la ingeniería y de la cual se desprenden gran parte de los avances tecnológicos modernos, sería reducida por el gobierno estadounidense al nivel de un mero gasto público más cuyo presupuesto se aprueba año a año cada vez con mayor renuencia.
Razón por la cual incluso antes de finalizar con el Programa Apolo el ingeniero pródigo ya se encontraba trabajando en un plan para llegar a Marte. Plan que resumiría en un libro: Project MARS: A Technical Tale-el cual pueden conseguir en cualquier tienda en-línea de venta de libros.
Su ilusión sobre la posibilidad de tal proyecto pareció convertirse en realidad cuando Spiro Agnew, entonces vicepresidente de los Estados Unidos, le encomendara realizar en treinta días una presentación sobre una posible misión a Marte para 1982/86 a ser presentada durante la reunión de la Space Task Group el 4 de agosto de 1969.
La exploración de Marte: la exploración del planeta rojo ha sido algo fascinante durante la carrera espacial. En efecto, gran parte de esta se realizó cuando la tecnología digital estaba poco desarrollada. Puedes leer más sobre esto en el siguiente artículo: Cómo se obtuvo la primera imagen de otro planeta con la sonda Mariner 4.
Reunión en la que se reunirían científicos e ingenieros con senadores, congresistas y el mismo presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, para discutir sobre la viabilidad del proyecto. Emocionado con esto, von Braun rápidamente volcaría sus ideas, ya mucho más avanzadas que las sugeridas en Poject MARS, asistido a su vez por William Lucas, Ron Harris y Gene Austin -todos legendarios miembros de la NASA- en una serie de diapositivas describiendo el proyecto de la manera más simple posible.
Sus nuevos diseños eran mucho más avanzados no solo estructuralmente, sino que ahora los cohetes estarían compuestos por cuatro etapas alimentadas por energía nuclear que, debido a su colosal tamaño, debían ser lanzadas por separado y luego unidas en órbita antes de comenzar el viaje.
Esto, obviamente, un requerimiento de la misión, ya que debido a la distancia del Planeta rojo y el tiempo de viaje requerido los astronautas no pasarían solo unas horas en la superficie marciana como durante los viajes a la Luna, sino que deberían permanecer durante meses hasta que las posiciones orbitales de Marte y la Tierra sean las adecuadas para emprender el viaje de regreso.
El Programa Integrado de viaje a Marte
La genialidad de este programa no era la nave ni los módulos en sí mismos, sino su exhaustiva visión y extensión. Wernher von Braun y sus colaboradores vieron el talón de Aquiles del Programa Apolo: si bien una maravilla de la ingeniería, era un proyecto condenado por su aislamiento. Una vez cumplida la misión, y como es que efectivamente ocurrió, todo terminaba. Para solucionar esto, y así comenzar no solo una misión para llegar a Marte sino formalizar un programa espacial verdadero, exhaustivo y a largo plazo, crean el Programa Integrado. Este programa además de intentar transportar seres humanos a Marte integraba tanto la creación de toda una infraestructura, tanto terrestre como espacial, junto a la creación de sub-programas científico-tecnológicos para lanzar así a la humanidad a una nueva era de exploración y avance científico continuo.
Desde misiones robóticas hasta bases y centros de investigación inter-relacionados iban a permitir, de haberse escuchado a estos científicos, una tasa de cien misiones anuales para 1980 y una población permanente de más de 250 personas trabajando en alguna de las bases y naves entre la Tierra, la Luna y Marte para 1990.
Si bien en el devaluado 2010 esto parece un número astronómico, el programa también comprendía el subsecuente abaratamiento de costos y la mayor disponibilidad de partes y nuevas tecnologías producto no solo de los grandes números de misiones sino además del provecho económico y científico traído por las mismas.
Desafortunadamente, y si bien durante esa reunión hubo grandes discursos y varias promesas, la patética falta de visión y el poco interés por el progreso científico por parte de los políticos pudo más, y hoy, más de cuarenta años después, debemos agradecer que al menos se puede tener una estación espacial con una tripulación de menos de diez personas y un futuro muy incierto orbitando nuestro frágil planeta azul.
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