Corría la Guerra Fría y los sistemas masivos de detección previa de flotas, tanto de aviones como de barcos y submarinos, eran una prioridad a desarrollar entre las dos superpotencias. Uno de estos sistemas, desarrollado por Estados Unidos, demostró ser ampliamente efectivo. Su función era la de detectar flotas de submarinos y trazar sus trayectorias.
Con este fin, en el fondo de los océanos se instalaron complejos micrófonos acústicos los cuales, gracias al trabajo en red, lograban detectar y seguir sonidos que de otra forma serían imposibles de rastrear.
El Bloop
Terminada la Guerra Fría el sistema, a causa de su utilidad, continuó funcionando y escaneando los océanos de todo el globo. Si bien fue diseñado para detectar submarinos en el verano de 1997 detectaría un extremadamente potente sonido que se expendería por miles de kilómetros siendo capturado por micrófonos con 5 mil kilómetros de separación.
Asombrados e intrigados por esta singularidad varios científicos analizaron la señal sin poder reconocerla, ni siquiera analizándola digitalmente y comparándola en inmensas bases de datos. Ante el desconcierto decidieron darle un nombre onomatopéyico: Bloop. La triangulación estableció que su centro tuvo lugar al Oeste de Chile, más exactamente en las coordenadas 50°S 100°W
Análisis posteriores establecieron que el sonido es ciertamente de origen animal, ya que no presenta los patrones de sonidos cuyo origen es mecánico. El problema es que algo que pueda producir un sonido tan potente, en teoría, debería ser inmensamente más grande que una ballena azul (35 mts); e incluso, si llegará a ser una especie desconocida de ballena, no se conoce en los cefalópodos un mecanismo que pueda producir un sonido de estas características. Más importante aun, al ser las ballenas mamíferos, debería salir a respirar a la superficie y un ser de semejante tamaño ciertamente hubiera sido avistado en alguna ocasión
Si bien las conspiraciones sobran y van desde dinosaurios hasta extraterrestres, las más centradas y coherentes establecen que posiblemente sea producto de una especie de calamar o pulpo gigante desconocido.
¿Cuán grande?, unos 100 a 150 metros. Quién sabe, quizás el Kraken al que tanto temían los antiguos marinos nórdicos no era una idea tan descabellada.
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Enlaces relacionados
― NOAA, el organismo gubernamental que mantiene el Acoustic Monitoring Array, suministra en su sitio web un análisis espectral de Bloop, así como un archivo WAV con el sonido.
― Y como no podia faltar alguien combinó el sonido del Bloop con Cthulhu.