Mansiones maníacas
En todo el mundo existen mansiones fuera de lo común, como por ejemplo el gigantesco «rascacielos de madera» ruso. No obstante, ninguna de estas mansiones es tan siniestra como la mansión del horror de la cual hablaremos a continuación. En efecto, sería casi imposible si se tiene una mente sana entender o incluso comprender qué fue lo que llevó a H.H. Holmes, cuyo nombre completo era Herman Webster Mudgett, a concebir y finalmente a construir su «Mansión del Horror», ya que los horrores vistos en esta mansión y el sadismo de sus trampas fueron tales que la misma se ha convertido prácticamente en una leyenda urbana en los Estados Unidos. No obstante, y tristemente, fue algo real.
La mansión del horror de H.H. Holmes
La mansión de H.H. Holmes fue una mansión digna de la más intrincada novela de horror del siglo XIX, repleta de piscinas de ácido, habitaciones con paredes que se cerraban aplastando a sus víctimas, cámaras de gas, trampas que al ser pisadas activaban todo tipo de dardos venenosos, pinchos, disparos, etc., su mansión abrió sus puertas al público en general a manera de hotel para la Feria Mundial de 1893, y sería la fachada de un siniestro «templo de tortura» en el que Holmes torturaría y asesinaría mujeres y niños de las maneras más espeluznantes.
Nacido a una familia pobre de New Hampshire Holmes debió de soportar severos abusos y golpes desde muy temprana edad. Prontamente escapó de su hogar y fue ganando algo de dinero gracias a varias estafas, entre las cuales la más llamativa consistía en vender una supuesta cura al alcoholismo.
Al poco tiempo ya llevaba una triple vida, estando casado simultáneamente con tres mujeres. Necesitado de dinero se las ingeniaría para falsificar los documentos de posesión de una empresa farmacéutica y tras esto asesinar al verdadero dueño reclamando inmediatamente una cuantiosa fortuna, la cual emplearía para construir su enorme mansión.
«El Castillo», como lo conocían los locales, ocupaba una manzana entera y poseía varios pisos. La planta baja estaba conformada por negocios y era relativamente normal, sin embargo sus sótanos y pisos superiores estaban plagados de cientos de trampas, escaleras que no llevaban a ningún lado, habitaciones secretas y laberintos retorcidos.
La más legendaria de todas las mansiones: quizás la más famosa de todas las mansiones fuera de lo común es la mansión de la viuda Winchester. Una mansión construida por la viuda del inventor de los rifles homónimos quien, según cuenta la leyenda, era atormentada por las almas en pena de las personas que fueron asesinadas con los rifles inventados por su marido. Con el fin de calmar a estas almas en pena la viuda, quien padecía de demencia, construyó una de las mansiones más extrañas del mundo, con puertas que llevaban al vacío y escaleras hacia la nada: La mansión de la viuda Winchester, un lugar fuera de lo común.
No transcurrió mucho tiempo desde su inauguración como hotel hasta que Holmes comenzó a seleccionar mujeres de entre sus empleados y visitantes a las que llevaba engañadas al primer piso y terminaba torturando salvajemente.
Utilizando la gran variedad de máquinas de tortura y habitaciones «especiales» que su mansión poseía algunos de sus «juegos» más pervertidos se basaban en atar a sus víctimas colgando de los brazos y bajarlas lentamente a un pozo lleno con ácido; o encadenarlas a una prensa rotatoria que lentamente iba triturando sus huesos en cientos de fragmentos. Como estaba recibido de médico cirujano era normal también que practicara «autopsias» o desollara a la persona estando esta aun con vida.
En 1895 la gran cantidad de crímenes, cuyo número no se conoce y varía de 27 a 100, llevaron a que la policía ate los cabos sueltos y arreste a H.H. Holmes mientras se encontraba de viaje. Una de las principales razones que llevaron a su arresto fue el descubrir que era el principal beneficiario de varias pólizas de seguro de vida de las personas desaparecidas.
Tras un escandaloso juicio en 1896, en el cual los testigos se horrorizaron de manera extrema al escuchar que el depravado asesino serial introducía varias niñas dentro de baúles durante días enteros, H.H. Holmes fue colgado y, al estar mal colocada la soga, su «cuello» no se rompió instantáneamente, provocando una dolorosa agonía durante 15 minutos.
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