Tras la Segunda Guerra Mundial las autoridades soviéticas centraron su atención en intentar solucionar la gran crisis social que representó la falta de hogares permanentes y estables en un gran sector de la población. Millones de personas habían sido desplazadas por la guerra, y retornar a su antiguo modo de vida en las zonas rurales de Rusia no era una opción viable. Con el fin de crear una solución rápida y a corto plazo los arquitectos gubernamentales soviéticos comenzaron en 1947 a estudiar la posibilidad de crear hogares en masa utilizando elementos prefabricados y estandarizados.
Pasados algunos años y tras construir varios prototipos y edificios de prueba, fue finalmente en 1951, durante una convención de arquitectura supervisada por el, en ese entonces, director del partido comunista y futuro dirigente de la Unión Soviética Nikita Jrushchov, que se decidió optar por la utilización de paneles de concreto prefabricados para construir grandes edificios comunales capaces de albergar a docenas y en algunos casos especiales hasta cientos de familias a la vez de la manera más rápida posible.
Fue entonces, tras la construcción de dos gigantescas plantas de concreto en Moscú entre 1953 y 1954, que el ingeniero civil y jefe de planeamiento urbanístico de Moscú Vitali Lagutenko comenzó en 1956 con la colosal tarea de construir cientos de edificios idénticos y en simultáneo hechos a partir de paneles prefabricados de concreto. Estos edificios fueron llamados extraoficialmente como las jrushchovkas (en clara alusión jocosa a Jrushchov). Siendo el diseño denominado como modelo K-7, un edificio de cinco pisos, el más popular de todos.
Si bien los primeros diseños eran relativamente simples, con el paso del tiempo y la necesidad de construir edificios que aprovecharan de mejor manera el espacio disponible, las autoridades soviéticas comenzaron a construir edificios cada vez más llamativos y singulares. Algo que se acentuó con cada nuevo dirigente de la Unión Soviética, como por ejemplo, cuando Leonid Brézhnev se convirtió en el dirigente con la promesa de «un hogar con una habitación para cada persona de la familia».
Un ejemplo de estos diseños poco ortodoxos es el edificio circular de Bublik, el cual puede apreciarse en la imagen a continuación:
No obstante, los más llamativos de todos estos edificios son los «rascacielos horizontales». Enormes e interminables edificios que desafían a la lógica, como por ejemplo el Bolshaya Tulskaya, el «edificio nave», un mastodonte de 400 metros de largo.
Si bien un edificio horizontal de 400 metros de largo es algo fuera de lo común, Bolshaya Tulskaya es relativamente «corto» comparado con algunos de los otros edificios del tipo «rascacielos horizontales» soviéticos. Como por ejemplo «la torre horizontal de Moscú». Un edificio construido en 1972 para darle un hogar a las familias de varios científicos e ingenieros e incluso albergar dentro del mismo un centro de investigaciones tecnológicas. Si bien el personal científico vivía en el mismo edificio en el que trabajaban, debían dar una larga caminata todos los días para llegar a sus trabajos en el otro extremo del edificio.
Con sus 736 metros y siete pisos de altura este edificio posee cientos de hogares y laboratorios de investigación.