Fabricando y probando el paracaídas que diseñó Leonardo da Vinci

Un grupo de deportistas extremos se basó en los dibujos del genio florentino para así reconstruir y probar el paracaídas de Leonardo da Vinci.

El gran genio florentino

En el pasado habíamos hablado sobre las máquinas voladoras de Leonardo da Vinci. No obstante, una nueva reconstrucción del asombroso paracaídas de Leonardo da Vinci se ha construido en los últimos años.

El paracaídas de Leonardo

Paracaídas de Leonardo da Vinci.
Paracaídas de Leonardo da Vinci. Vemos que le mismo tenía forma piramidal.

Entre las tantas cosas en las que Leonardo da Vinci ocupó su tiempo se encuentra una, que a pesar de haber pasado relativamente desapercibida para el público general, fue uno de sus mayores logros. Leonardo invirtió gran cantidad de tiempo estudiando el vuelo, horas de observación y razonamiento llevaron a que deduzca que, naturalmente, los humanos no podían volar por sus propios medios -parece simple hoy en día, pero en esa época la naturaleza del vuelo era un misterio y no sabían cómo o qué lo causaba-.

Continuando con su serie de investigaciones y su estudio intensivo de los pájaros fue una de las primeras personas en darse cuenta de que las aves no vuelan principalmente por el aleteo de sus alas sino que lo logran gracias a explotar las características de su medio. Algo que hoy en día llamamos aerodinámica.

Al realizar esto sus experimentos e inventos comenzaron a tener en cuenta aspectos tales como la resistencia al aire, la tensión y la velocidad. Dando como resultado una serie de bosquejos pioneros de paracaídas, ala deltas y hasta un primitivo y rudimentario helicóptero.

No obstante, visionar significa simplemente anunciarlo, da Vinci fue más allá de dar un simple pronostico y, en el caso del paracaídas, realizó una serie de cálculos y estudios que le permitieron establecer como debería ser un objeto que frene la caída de un hombre.

Pasarían más de 500 años y el paracaídas de Leonardo viviría solo en bosquejos e ideas. Hasta que un día, un británico llamado Adrian Nicholas decide probar si lo escrito en el bosquejo realmente funcionaba. Para esto comenzó una ardua investigación del tema que le permitió conocer métodos de fabricación y materiales de la época.

Leonardo escribe en 1483:

«Si se provee a un hombre con una tela pegada de lino de 12 yardas de lado por 12 yardas de alto, éste podrá saltar de grandes alturas sin sufrir heridas al caer»

Pronto iría creando un paracaídas exacto, en materiales y diseño, al descrito por Da Vinci cientos de años antes. Ante tan singular diseño Nicholas encontró quejas y advertencias de expertos los cuales, al unísono, le repetirían que el aparato «no soportaría su peso», «no resistiría la tensión generada en la caída» y una larga lista de negativas que parecían tener como objetivo desanimarlo en su intento.

Probando el paracaídas de da Vinci.
Probando el paracaídas de da Vinci.

Afortunadamente Nicholas es un cabeza dura y siguió adelante a pesar de todos los pronósticos negativos. Llegado el día de la verdad, un lunes 26 de junio del año 2000, Nicholas pudo comprobar, después de 500 años, que Da Vinci estaba en lo correcto tras saltar de un globo aerostático ubicado a 3 mil metros de altura con un paracaídas de 85 kilos de peso fiel a las especificaciones del gran maestro, cayendo sano y salvo a tierra unos minutos después y ganando fama mundial por su hazaña.


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