El metabolismo, la corriente arquitectónica que intentó crear ciudades orgánicas

Tras sobrevivir a la Segunda guerra y encontrarse con un Japón arrasado, el arquitecto Kenzō Tange ideó el metabolismo: un movimiento arquitectónico y urbanístico basado en el crecimiento de los organismos.

El metabolismo

Tras la Segunda Guerra Mundial Japón quedó arrasado. La destrucción se extendió no solo a las ciudades atacadas con armas nucleares, como Hiroshima y Nagazaki, sino que el resto de las grandes ciudades japonesas también quedaron reducidas a cenizas. Esto, principalmente, se debió a los materiales de construcción tradicionales japoneses, entre los cuales la madera y el papel eran preponderantes. Irónicamente, los materiales livianos que se elegían desde tiempos ancestrales para erigir estructuras livianas capaces de resistir a los tan habituales terremotos, terminaron sirviendo como combustible a las bombas incendiarias de los Estados Unidos.

Durante la posguerra y el proceso de reconstrucción, el cual llevaría más de tres décadas, muchos japoneses convivían día a día con el omnipresente y ominoso paisaje de destrucción y estructuras demolidas que quedaron como testamento del mayor conflicto bélico en la historia de la humanidad. Una de estas personas fue Kenzō Tange, un arquitecto y urbanista quien en 1946 creó en la universidad en la cual daba clases un laboratorio de urbanismo con el fin de investigar distintas y variadas maneras para reconstruir eficientemente las ciudades en ruinas. Durante su juventud Tange había sido inspirado por Le Corbusier, de quien ya hemos hablado en el pasado, y un arquitecto cuyo trabajo constó en parametrizar al cuerpo humano creando un sistema de normas estandarizadas y variables para diseñar edificios y objetos que se adapten a la fisonomía humana y la dinámica del movimiento antropomórfico. Debido a esto, y encargado por el gobierno japonés con la reconstrucción de Hiroshima, Tange comenzó a visionar edificios inspirados en los organismos biológicos. Edificios en los cuales su crecimiento se podía expandir con el paso del tiempo y cuya interconexión formaban estructuras más grandes que cumplían fines generales o especializados.

Destrucción en Hiroshima, el edificio en el fondo es el domo que solía ser el museo comercial.
Destrucción en Hiroshima.

Según este arquitecto y los integrantes de sus proyectos, las ventajas de este movimiento arquitectónico eran varias. En primer lugar no hacía falta invertir una cantidad desmedida de recursos construyendo edificios completos en un momento en el cual los recursos no sobraban. Simplemente se podían construir las estructuras básicas y, debido al paradigma que gobernaba su diseño y construcción, las mismas se podían expandir fácilmente con nuevos módulos y espacios en el futuro, cuando las necesidades del momento lo requieran; y, en segundo lugar, la intención de crear un nuevo tipo de planeamiento urbanístico orientado a las nuevas sociedades masificadas de la segunda mitad del siglo XX. Es decir, ciudades donde los edificios eran similares a los «tejidos de un organismo» y no moles de concreto y acero con un fin y propósito específicos los cuales luego de ser construidos ofrecían pocas alternativas para ser expandidos o para interconectarlos entre sí.

El arquitecto japonés Kenzō Tange fotografiando una de sus obras.
El arquitecto japonés Kenzō Tange fotografiando una de sus obras.

Uno de los proyectos que mejor ejemplifican a este movimiento son los planes de Tange para modificar la bahía de Tokio durante la década de 1960. Proyecto que buscaba construir una estructura lineal de ochenta kilómetros de largo dotada perpendicularmente por varios módulos de nueve kilómetros de extensión. Desde cada uno de esos módulos irían «creciendo» los distintos edificios y estructuras necesarias para el funcionamiento de la ciudad. Desde complejos habitacionales hasta plantas industriales. Todo interconectado a través de una superestructura y relacionado espacialmente según su función, requerimientos y características.

En las imágenes a continuación podemos apreciar como la interconexión tanto micro como macro de las estructuras que conformaban la ciudad eran uno de los aspectos más importantes del metabolismo.

Si bien a pesar de la insistencia de Tange el gobierno japonés lo obligó a que construya edificios tradicionales durante la reconstrucción de Hiroshima, como por ejemplo el Museo Memorial de la Paz, el Parque y el Centro de la Paz, y otras estructuras hoy emblemáticas de la ciudad, este innovador arquitecto fue ganando apoyo tanto en Japón como en el resto del mundo debido al carácter vanguardista de sus ideas. Pasando en 1959 de ser un simple laboratorio universitario a ser un movimiento internacional al cual arquitectos de todo el mundo contribuyeron con sus ideas.

El Hábitat ’67

Diseñado y construido por Moshe Safdie en 1967 el Hábitat ’67 se halla en la ciudad de Montreal, y fue un experimento para crear un complejo urbano en constante crecimiento como respuesta a las crisis habitacionales.

Habitat 67, un ejemplo de la corriente arquitectónica del metabolismo.
Hábitat 67, un ejemplo de la corriente arquitectónica del metabolismo.
Vista aérea del complejo Hábitat 67.
Vista aérea del complejo Hábitat 67.
Habitat 67, un ejemplo de la corriente arquitectónica del metabolismo.
Hábitat 67, un ejemplo de la corriente arquitectónica del metabolismo.

El edificio cápsula

Esta torre construía en 1972 es uno de los mejores ejemplos del metabolismo. La misma consta de una superestructura en la cual se interconectan varios módulos o cápsulas que conforman las distintas unidades habitacionales. Desafortunadamente si bien fue el primer proyecto arquitectónico en implementar el concepto de cápsulas, hoy el edificio carece de mantenimiento y su fachada se encuentra en mal estado. A octubre del año 2012 solo 30 de las 140 cápsulas se encontraban en condiciones de ser habitadas.

Vista inferior del edificio cápsula de Nakagin.
Vista inferior del edificio cápsula de Nakagin.
Detalle de las cápsulas del edificio cápsula de Nakagin.
Detalle de las cápsulas del edificio cápsula de Nakagin.

La ciudad en el aire

Diseñada por Arata Isozaki en 1962, arquitecto galardonado con el Premio Pitzker en 2019, la Ciudad en el aire es un proyecto que buscaba crear un sistema de estructuras centrales que sirvan como punto de anclaje y suministro de energía, acceso interno y control de deshechos a un sin fin de cápsulas generales y especializadas. Cápsulas que pueden ir desde estructuras habitacionales y de almacenamiento hasta talleres, centros de actividades e incluso extenderse para formar interconexiones entre las estructuras centrales.

Modelo de la Ciudad en el aire.
Modelo de la Ciudad en el aire.
Interconexión de superestructuras por Arata Isozaki .
Interconexión de superestructuras por Arata Isozaki .