Una región con mucha historia
Anatolia, actual Turquía, cambió de dueños muchas veces. A lo largo de los siglos, su estratégica posición geográfica la llevo a quedar bajo dominio Persa, Griego, Romano, Bizantino, Islámico, Cruzado, Otomano, Británico, Francés, Italiano y algunos otros reinos que ahora escapan a mi memoria.
No obstante, por alguna curiosa razón, todos sus dueños, salvo quizás los últimos cuatro quienes en cuya época este tipo de ingeniería/arquitectura había caído en desuso, decidieron realizar magníficas construcciones megalíticas y subterráneas, ya hemos hablamos de las ciudades subterráneas de Kaymakli y Derinkuyu en el pasado.
El objetivo de estas tumbas era muy simple y a la vez complejo, es decir, «vencer al tiempo» creando templos y tumbas que no colapsarían como lo hicieron los antiguos templos griegos de antaño. De manera infortunada, sus creadores no contaron con el accionar de los robadores de tumbas, quienes destruyeron todos los portales e ingresos a las tumbas buscando tesoros ocultos.
Hoy es el turno, no obstante, de las sorprendentes Tumbas de Roca Licias. Halladas en el pueblo de Dalyan, y cuyo objetivo, como en muchas otras culturas politeístas, radicaba en honrar a una deidad en particular con el fin de lograr la gracia de esta y así ser llevados con prioridad al otro mundo.
Si bien en Licia encontramos muchas tumbas, altares y pilares (estos normalmente de origen Licio pre-helénico y dedicados a la diosa nereida), los monumentos más espectaculares son las tumbas-templo de los reyes de la ciudad griega de Caunos, construidas hace unos 2400 años y, por lo general, dedicados a la diosa Leto.
El saqueo de las tumbas de Licia
Por desgracia, la mayoría de sus tesoros fueron saqueados, con el pasar de los años. Los mismos se encontraban tras paredes falsas, por lo que los saqueadores que buscaban éstos tesoros iban con martillos y picos destruyendo en el proceso el interior de los templos con el fin de hallar dichas riquezas. Razón por la cual el interior, y en muchos casos el exterior, como se observa en las imágenes tanto del complejo de Dalyan como del de Myra, se encuentran destruidos.
Arquitectura pétrea: son muy pocos los ejemplos de arquitectura pétrea a lo largo del mundo. Por ejemplo, en la India tenemos al templo de Ellora, el cual es una montaña que fue fina y ricamente tallada hasta convertirla en un templo, mientras que en Etiopía tenemos al misterioso Beta Giyorgis, un templo pétreo construido en un pozo.
Durante los siglos XVIII y XIX distintas sociedades arqueológicas Británicas, deseando ampliar las colecciones históricas y el conocimiento de la región, invirtieron gran cantidad de capital y esfuerzo académico con el fin de distinguir, hallar y adquirir los objetos saqueados. Si bien lo recuperado palidece en comparación ante el esplendor original de los tesoros, hoy el Museo Británico mantiene la mayor colección del mundo de artefactos póstumos Licios.