Gaviotín del ártico
El viajero por excelencia entre las aves es sin duda alguna el gaviotín del ártico, el ave (y animal) con la ruta migratoria más larga e intrincada conocida. Nada más y nada menos que más de 38 mil kilómetros en su viaje completo, tocando suelo en prácticamente las aguas de todos los continentes. Ciertamente, junto a las ya extintas palomas pasajeras, el gaviotín del ártico tiene uno de los comportamientos migratorios más asombrosos de la naturaleza.
Según los cálculos del instituto British Trust for Ornithology, capaz de viajar más de 800 mil kilómetros durante toda su vida (suficiente para ir y volver de la Luna). De hecho, es una de las aves más «internacionales» de las que se tenga registro, y su bella figura aparece en estampillas y sellos de países tan distantes como Finlandia, Canadá y Cuba entre otros.
Para darnos una idea en su migración, de tipo circumpolar, la misma comienza cuando parte desde las áreas de cría en el Ártico, llegando tiempo después a Tierra del fuego y de allí a la Antártida. Tras alimentarse, bordea distintas islas del Atlántico desde las cuales emprenderá su vuelta. Siempre intentando ir con el verano, de hecho, es el animal (excluyendo a los humanos que suelen ir de vacaciones seguido) que más luz diurna recibe.
Hacia la derecha podemos ver la ruta tomada por el gaviotín del ártico, vemos que borde gran parte de África, casi todas las Américas, Groenlandia y gran parte de África, para terminar su viaje migratorio nada más y nada menos que en la inhóspita e inclemente Antártica, el continente helado. Esta intrincadísima y prolongada odisea lleva a que este particular e incansable ave visite las costas de gran parte del mundo.
La Limosa lapponica
No obstante, no podíamos dejar de mencionar a la Limosa lapponica el ave con una de las migraciones más extremas y ciertamente frenéticas que se conocen. Las mismas, como lo han venido haciendo sus antepasados desde hace miles de años, recorren más de 11 mil kilómetros sin realizar ningún tipo de escalas, ni siquiera para alimentarse.
Odisea que ciertamente tiene su precio, ya que su viaje, de Alaska a Nueva Zelanda, las lleva a perder un considerable porcentaje de su masa corporal, razón por la cual la alimentación constante es un habito evolutivo de este bello animal.
El viaje les lleva nueve días, durante los cuales deberán mantenerse atentas para no separarse de la bandada, y poder tomar los vientos que les permitan alzarse realizando el menor esfuerzo posible.
Más sobre aves asombrosas
― El coro de canarios de Dawson, un coro musical conformado por aves
― Las gigantescas bandadas de pájaros de ot Moor, la bandada más grande