La medicina en el pasado
«Porque nada dice mejor ‘doctor de la guerra civil’ que limpiar el bisturí en la suela de la bota antes de abrir al paciente». La frase anterior define a la perfección las condiciones a las cuales se debieron sujetar los heridos durante la Guerra Civil Americana. Desde la falta de higiene absoluta hasta tener que convalecer en carpas colmadas de heridos apilados unos arriba de otros donde incluso el pan duro era un lujo.
Con anterioridad hemos hablado sobre la medicina en la antigüedad, desde los supersticiosos doctores medievales que se basaban en horóscopos y otras técnicas igual de inefectivas y hasta nocivas para diagnosticar a sus pacientes hasta Galeno, el médico romano que hoy es considerado como el padre de la medicina. No obstante, existe un denominador común en la medicina antigua, y ese denominador es la brutalidad y poca eficiencia de la misma, y los médicos de la Guerra Civil americana son un ejemplo de esto.
Como hemos mencionado en el párrafo anterior, el común denominador de la medicina antigua es precisamente la brutalidad de sus métodos y terapias. Desde los ensalmadores, especialistas en acomodar huesos de la Edad Media, quienes no tenían problema en pisar el pecho del paciente para tirar un brazo con fuerza y acomodar los huesos. Pero, y a pesar de la cercanía temporal con nuestros tiempos, si doctores poco fiables se trata, los doctores de la Guerra civil Estadounidense si que eran de temer.
Lo anterior se debe principalmente a que éste conflicto fue, efectivamente, la Primera guerra a gran escala de la modernidad con armas de fuego de alto poder y alcance y manufacturadas en masa y desbordo por completo a los cuerpos de médicos de campo. Miles de heridos todos los días y los largos viajes que debían realizarse debido a la dinámica de éste conflicto, llevaron a algunos de los accionares más excéntricos en la Historia de la medicina.
Otro detalle de interés es el odio que existía entre ambos bandos, algo que queda plasmado en la película de Buster Keaton titulada El maquinista de La General, película famosa, además, por contener la que fue la escena más costosa en la historia del cine mudo.
Los médicos de la guerra civil americana
Tras la batalla de Gettysburg, que resultó en 30 mil heridos, las amputaciones ocurrieron al por mayor, incluso en hombres que tenían heridas superficiales. Según la Civil War Society, de 175 mil casos de heridas en extremidades 30 mil terminaron en amputación, realizadas en una carpa al aire libre entre la bosta de caballo y las moscas.
Las posibilidades de supervivencia al doctor en el bando de la Unión era de 1 en 4, mientras que en los Confederados ni siquiera podían llevar registro de las muertes. Para colmo de males, uno de los mayores timos de la época era hacerse pasar por doctor sin serlo -así se evitaba ir a la batalla-, y solamente se requería saber anatomía básica para pasar el examen admisión, por lo que nunca se sabía si el que te iba a operar era un doctor o un mentiroso que se hacía pasar por uno.
Peor aun, se utilizaba cloroformo como anestésico, e incluso, como si ya no fuese poco, el que lo administraba generalmente era otro soldado que servía como ayudante del doctor, por lo que casi siempre morían en la mesa de operaciones no por la herida en si sino por un paro cardiorespiratorio causado por el cloroformo. La segunda opción era peor, si no había cloroformo se suministraba whisky barato.
El limpiarse el bisturí en la bota, algo que si bien no era muy común fue visto durante éste conflicto, daría a entender que durante esta época no se conocía la existencia de los microorganismos. Sin embargo, esto no es así, y los microbios se conocían desde hacía dos siglos. Así mismo, las técnicas de cirugía avanzadas no eran nada nuevo, y también, así como el conocimiento de los microbios, se venían aplicando desde el Renacimiento. Por ejemplo, un médico renacentista escribió un manual sobre técnicas de reconstrucción y grafting: De Curtorum Chirurgia. Lo visto durante este conflicto podemos atribuirlo simplemente a lo sobrepasados que estaban los cirujanos y médicos que atendían a los soldados heridos.
Si bien uno puede llegar a pensar que lo anterior ya era mucho, todavía nos faltan las infecciones y las epidemias. Los heridos se apilaban junto a los muertos, siendo el limpiar el bisturí en la bota una práctica común. La Civil War Society establece que 995 de cada 1000 hombres contrajo disentería; y en los Confederados 1/4 de las bajas fueron a causa de fiebre tifoidea, ya que muchas veces la barraca y la cocina ocupaban, literalmente, el mismo lugar que la morgue, desencadenando en enormes brotes de salmonella.
Otro de los grandes problemas fueron el más de 1 millón de enfermos de malaria, contraída en los pantanos del sur, esto generalmente afectando a la unión (el norte) ya que no estaban tan acostumbrados a surcarlos como los sureños. Recordemos que la malaria es una de las enfermedades más mortíferas en la totalidad de la historia de la humanidad.
Enlaces relacionados
Como un excelente recurso de información sobre la medicina durante la Guerra Civil Americana lo encontramos en la Enciclopedia de la Civil War Society (en inglés).