Por muchos años en Alemania se obsesionaron con criar conejos gigantes generando todo un mercado y hasta concursos internacionales alrededor de estos simpáticos animales. Hans Wagner, criador de conejos desde muy joven se especializó en todo tipo de roedores europeos.
Con el pasar de los años comenzó a ganar gran interés en la crianza de conejos y liebres de gran tamaño por lo que mezcló y registró las crías obtenidas de varias razas de conejos europeos. El éxito llegó cuando se descubrió que al mezclar conejos bretones con conejos belgas por lo general se obtenían crías enormes.
Herman, es su máximo exponente y su orgullo. Actualmente considerado como el conejo más grande del planeta Wagner fue entrevistado por la BBC, The New York Times, The Sun y varios otros medios de prensa. Según sus relatos el comportamiento y costumbres de Herman son idénticas a las de los conejos de tamaño normal, si bien la única diferencia es la cantidad de comida ingerida… sobre todo si se trata de lechuga, su manjar preferido.
El contendiente es Roberto, un conejo que si bien es más pesado que Herman su volumen es un poco menor. No obstante, ya no habrá más récords con respecto al tamaño de los animales, ya que la administración que registra los récords Guinness descubrió que muchas personas sobrealimentaban a sus mascotas con el fin de obtener el récord.
Los conejos gigantes y Corea del Norte
Una de las anécdotas más extrañas y, tristemente, hilarantes tiene que ver con una pareja de conejos gigantes que fueron dados a Corea del Norte con el fin de intentar reproducirlos y así ver si era viable la cría de conejos gigantes para alimentar a la hambreada población del país asiático.
No obstante, durante un banquete, el líder norcoreano de ese entonces, el temible y megalomaníaco Kim Jong-il durante un banquete se antojó con los conejos y ordenó que se los faene y se los cocine para el banquete.
Si bien Kim Jong-il era, de hecho, un megalómano con libros que aseguran que era capaz de jugar 18 hoyos en uno cuando jugaba al golf o el curioso hecho que aseguraba que este no defecaba, en comparación a otros dictadores del siglo XX este quedaba relativamente humilde. En especial si lo comparamos al líder más megalómano del mundo, Saparmurat Niyazof líder de Turkmenistán tras la caída de la unión soviética quien ordenó construir palacios de hielo en el desierto y estatuas de oro en su honor.