Crockford’s Club, el primer casino y club nocturno moderno
William "Crocky" Crockford fue un as de las cartas del siglo XVIII nacido en la miseria que estafo a la aristocracia y nobleza londinense con sus trucos.
Etiqueta Engaños
Claude, la impostora que convenció a Francia ser Juana de Arco
Claude fue una mujer francesa del siglo XV que, tras la muerte de la heronia histórica, logró convencer a la población francesa de ser Juana de Arco.
El pueblo medieval que fingió locura colectiva para no pagar un impuesto
Si de evasión fiscal medieval hablamos, nada supera a la historia de Gotham, un pueblo inglés del siglo XIII decidido a todo con el fin de no pagar un impuesto al rey John.
Dorgelés y Lolo, el burro que engañó a la élite intelectual de París
A principios del siglo XX un bromista logró convencer a la élite intelectual de París de los talentos de un burro llamado Lolo capaz de pintar y escribir.
El chimpancé Oliver, el eslabón perdido que no fue
Durante varias décadas de la segunda mitad del siglo XX un grupo de científicos estuvo convencido de haber encontrado al mítico eslabón perdido.
El Sr. Richebourg, el espía enano que se vestía de bebé
El Sr. Richebourg fue un espía enano activo los siglos XVIII y XIX el cual se disfrazaba de bebé para infiltrarse en territorio enemigo.
Explicación de 2+2=5, el truco matemático más interesante
Cómo con un truco matemático muy sigiloso se puede demostrar que 2+2= 5. El mejor ejemplo de prueba inválida: Dos más dos igual a cinco.
Christopher Rocancourt, el embaucador de Los Angeles
Christopher Rocancourt, alias el "Embaucador de Los Angeles", fue un estafador que engañó a la élite de Hollywood durante los años noventa.
La Sirena de Fiji, el mito más grande de todos los tiempos
La sirena de Fiji es uno de los mitos de la cultura popular más asombrosos y entretenidos. Una historia con elementos dignos de Lovecraft.
Victor Lustig, el hombre que vendió la Torre Eiffel y estafó a Al Capone
Victor Lustig fue un embaucador famoso por ser el hombre que vendió la torre Eiffel, sorprendentemente no una sino dos veces.