El error de vuelo que arrojó cuatro bombas nucleares sobre España

En 1966 un avión B-52G volando cerca de la municipalidad de Cuevas del Almanzora arrojó cuatro bombas nucleares sobre España tras un error de vuelo.

La frenética Guerra Fría

La Guerra Fría fue un tiempo caótico en la historia de la aviación. Ya que tanto Occidente como la Unión Soviética debido a la doctrina de «venganza inmediata» mantenían constantemente flotas de bombarderos armados con bombas nucleares con el fin de, en caso de un ataque enemigo, ser capaces de contraatacar efectiva y rápidamente con un ataque nuclear devastador. Incluso existían sistemas de «venganza automática» que funcionaban automáticamente, como es el caso de Perimetr, la máquina del fin del mundo.

No es casual entonces que la perdida de bombas atómicas se hiciera un problema regular entre ambos bandos, con varios incidentes de vuelo que resultaron en la caída de bombas nucleares sobre territorios poblados, siendo el tratado a continuación el más quizás impresionante de todos.

El error que arrojó cuatro bombas nucleares sobre España

Era el 17 de Enero de 1966 y un bombardero B-52G sobrevolaba el Mediterráneo cerca de la municipalidad de Cuevas del Almanzora mientras se encontraba realizando una tarea de acoplamiento con un avión cisterna KC-35 con el fin de abastecerse de combustible.

Las dos bombas nucleares arrojadas sobre España.
Hoy en día dos de las carcasas de las bombas caídas sobre Palomares se hallan como piezas de museo.

Pero un error por parte de las tripulaciones llevó a que el acople no fuese exitoso causando una colisión entre ambas naves que derivaría en un incendio aéreo y terminaría con la explosión del avión cisterna y la precipitación a tierra del bombardero. Partes del fuselaje y su mortal cargamento de bombas termonucleares lloverían en la región.

De las cuatro bombas tres caerían sobre tierra y otra en el mar. Si bien la última no causaría ningún daño, dos de las caídas en tierra llegaron a detonar sus explosivos, siendo sólo gracias al sistema de seguridad interno de los artefactos que las mismas no fueron capaces de causar una reacción nuclear en cadena.

Sin embargo, esta explosión sería suficiente como para desperdigar el plutonio contenido en las bombas dentro de un aérea de 2 kilómetros cuadrados, convirtiendo a las mismas en bombas sucias (bombas que liberan material radioactivo).

Una búsqueda desesperada

Rápidamente tras lo ocurrido varios equipos de recuperación y descontaminación estadounidenses se harían presentes, con una inicial y fallida intención de mantener el suceso bajo extremo secreto. Si bien las tres primeras bombas serían recuperadas rápidamente, la cuarta, caída en aguas costeras, permanecería en el misterio.

El submarino de rescate U.S.S. Petrel y parte de su tripulación.
El submarino de rescate U.S.S. Petrel y parte de su tripulación posan junto al artefacto tras hallarlo a 760 metros de profundidad luego de 80 días de intensa búsqueda.

En su búsqueda primeramente se utilizaría una nueva técnica estadística para intentar localizarla en las áreas más probables, pero tras varias semanas los intentos resultarían infructuosos, siendo localizada finalmente gracias al relato de un pescador que la vio caer mientras se encontraba navegando con su pequeño bote. El pescador, llamado Francisco Simó Orts, se volvería famoso y sería conocido de allí en más como Paco el de la bomba.

Locura bélica: este fue uno de varios episodios de locura a nivel gubernamental ocurridos durante la Guerra Fría, un periodo donde un puñado de países jugaron con el destino de toda la humanidad. Además de lo ya mencionado, algunas potencias nucleares tenían controles muy extraños, como la flora de submarinos con misiles nucleares del Reino Unido, que utilizaba la estación de radio BBC 4 para determinar si el Reino Unido «todavía existía».

Por supuesto que el incidente no le saldría barato a los Estados Unidos, ya que cuatro días más tarde el gobierno español cancelaría definitivamente el permiso de vuelo a aviones pertenecientes a la OTAN sobre España y el Estrecho de Gibraltar. En conjunto a ésto agentes soviéticos organizarían protestas en embajadas con el fin de atraer a los medios internacionales a reportar lo ocurrido.

Políticos intentando intentando mostrar que las bombas nucleares
Políticos españoles y estadounidenses bañándose en las aguas cercanas al accidente para así demostrar que no había peligro de contaminación radiactiva.

Si bien se retiraron toneladas de tierra contaminada, incluso hasta el día de hoy aun continúan registrándose fuertes niveles de radiación en las aéreas cercanas a Palomares. Llegándose en el 2006 a un nuevo acuerdo entre España y los Estados Unidos para compartir los costes de descontaminación.

Generalmente estos desechos permanecen radiactivos por años, razón por la cual tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética crearon «contenedores nucleares». Enormes basureros cubiertos por gigantescos domos de concreto y hierro. Un ejemplo de esto es Cactus Dome, uno de los más contaminados de todos los basureros nucleares de los Estados Unidos.