La medicina del pasado
Hemos hablado muchas veces sobre la medicina del pasado; desde la medicina prácticamente grotesca del medioevo, donde los doctores eran requeridos muchas veces por ley a diagnosticar a sus pacientes utilizando un horóscopo, hasta la un poco más avanzada y más racional medicina renacentista en la cual se llegaron a realizar injertos de piel, aunque, y para ser honestos, si bien la medicina renacentista era mucho más avanzada que la medieval aun se seguían sosteniendo conceptos seudocientíficos como la existencia del miasma y, entre muchas otras cosas nefastas para la salud de los pacientes que eran tratados bajo ésto médicos, la teoría de los cuatro humores. Teoría que, tristemente, continuó siendo popular hasta el siglo XIX.
En esta oportunidad hablaremos sobre uno de los tipos de manuales médicos más populares del pasado: el Hombre Herido. Manual en el que se ilustraba una figura humana con infinidad de heridas y en la misma se ofrecían consejos sobre cómo tratar cada uno de los distintos tipos de heridas.
El Hombre Herido
Recuerdo el terror que me daban de pequeño las representaciones del Hombre Herido. Lejos estaba de entender, por ese entonces, su importancia y valor científico. El Hombre Herido es, sin duda alguna, una de las gráficas más interesantes de la medicina antigua.
Aparecidos durante el medioevo tardío, prácticamente en el cambio de era entre el medioevo y el renacimiento, y a partir de la monumental obra de 1492 publicada en Venecia por Johannes de Ketham, el Fasciculus Medicinae, los mismos representaban a un hombre herido por distintas armas en distintas partes del cuerpo, y procedían a indicar las distintas complicaciones que podían llegar a surgir en cada región dependiendo del tipo de herida y las distintas «partes de importancia» de dicha regíon -huesos, venas, etc.-
Su importancia era realmente fundamental, ya que en una época donde el entrenamiento médico no era formal, distintos «curadores» o incluso cirujanos entrenados en academias, podían llegar a ignorar aspectos muy específicos de ciertas partes del cuerpo, por lo que los manuales del Hombre Herido, eran de gran utilidad a la hora de refrescar los conocimientos sobre cierta extremidad o saber de antemano con que se podían enfrentar antes de proceder a atender a un hombre herido en batalla o accidentado.
La utilidad del Hombre Herido en el presente: este manual ha sido utilizado en los últimos años por los practicantes del HEMA, disciplina de esgrima europeo antiguo en la cual se intentan reconstruir los estilos de esgrima del pasado de manera históricamente correcta, para reconstruir ciertos tipos de cortes y estocadas en base a las heridas descritas en estos manuales.
En efecto, como muchos otros manuales médicos de la época (un ejemplo de esto es el ya mencionado manual de injertos de piel renacentista De Curtorum Chirurgia mencionado al principio de éste artículo) los manuales del Hombre Herido estaban orientados a los soldados y guerreros, razón por la cual se hace un énfasis en las heridas con armas blancas. Esto se debía principalmente a que los caballeros y aristócratas que iban a la guerra eran los que podían pagar los tratamientos médicos más complejos.
Con el tiempo estos manuales fueron especializándose y perfeccionándose, siendo así que llegamos a las notas de cirugía de batalla de los siglos XVI y XVII en las cuales se trataban las distintas partes del cuerpo en diferentes volúmenes especializados.
A continuación observamos Der verwundete Mann, del autor Hans von Gersdorff en su Feldtbůch der Wundartzney (1519):
El Hombre Herido aparecido en la obra de 1492 publicada en Venecia por Johannes de Ketham.