En el siglo XII Al-Aziz Uthman quiso destruir por motivos religiosos la pirámide de Micerino. La ingeniería egipcia venció sobre los deseos del sultán.
Cuando Pompeya ardió bajo las llamas del Vesubio, una biblioteca quedó enterrada bajo las cenizas volcánicas, salvando así varios textos de ser perdidos.
En el siglo XIX el líder de Egipto le regaló a Estados Unidos un obelisco de 3500 años. Al instalarlo en el Central Park la humedad lo daño permanentemente.