Los remolinos de viento de Marte que salvaron a los rovers de la NASA

Cuando la NASA envió a los rovers Spirit y Opportunity a Marte pensaron que solo funcionarían durante 90 días. Pero Marte los sorprendería.

Spirit y Opportunity

Cuando la NASA planeó la misión Mars Exploration Rover (MER) la cual se convirtió en una de las más famosas misiones a Marte a lo largo de los años, los rovers MER-A Spirit y MER-B Opportunity tenían el propósito de explorar la superficie marciana por solo 90 días. No obstante, gracias a los hasta en ese momento desconocidos remolinos de viento en marte, estos dos rovers continuaron funcionando durante años.

Tecnología duradera: construir sondas y dispositivos planeados para durar solo por un tiempo determinado y que terminen durando años y hasta décadas es habitual para la NASA. Un gran ejemplo de esto es el satélite ISEE-3, construido para una corta misión que terminó extendiéndose a casi 40 años.

Una vez amartizados en dos puntos distintos de la superficie del planeta rojo, estos debían viajar por la misma recolectando muestras y estudiando características geológicas de la superficie de dicho planeta.

Diablos de Marte, uno de los tantos remolinos de viento de Marte.
Remolinos en la superficie marciana.

Los ingenieros de la nave esperaban que los mismos duren en funcionamiento solo por 90 días. Después de 90 días, según estimaban sus cálculos, los paneles solares de los rovers quedarían tan cubiertos de polvo marciano que los mismos no serían capaces de suministrar a las baterías de los vehículos con suficiente energía fotovoltaica.

Remolinos de viento de Marte

No obstante, algo fascinante tuvo lugar en dicho planeta. Algo que los científicos no esperaban ni creían posible. Las baterías de los mismos continuaban llenándose a niveles normales, como si algo regularmente estuviese limpiando los paneles solares de estos.

Tras investigar detenidamente los videos capturados descubrieron algo fascinante, la superficie marciana tenía vientos mucho más alto de lo esperado, y además la misma estaba repleta de pequeños remolinos a los cuales los investigadores denominaron como «dust devils». Estos, inesperadamente, limpiaban los paneles solares una y otra vez.

Rovers marcianos: desde el amartizaje de Spirit y Opportunity la NASA ha enviado rovers cada vez más grandes y pesados al planeta rojo, como por ejemplo el rover Curiosity en el año 2012, el cual debió ser depositado en la superficie marciana con una «grúa voladora» y el rover Mars 2020 utilizando un sistema similar en el año 2020.

En total la misión fue lanzada en el año 2003 y los vehículos depositados en la superficie en el año 2004 tras un viaje desde la Tierra a Marte en el punto en que ambos planetas se encontraban relativamente en sus órbitas más cercanas. El rover MER-A Spirit duró en funcionamiento hasta el año 2004 mientras que el rover MER-B Opportunity duró en funcionamiento hasta el año 2018. Este último mantiene el récord de distancia recorrida por tierra por un vehículo en otro planeta.

Imagen de Marte.
Superficie de Marte.

Un costoso procesador

Para darnos una idea de lo resistentes que son las partes de estos rovers su procesador es un RAD6000. Un procesador con una frecuencia de 33 Mhz y cuyo costo ronda los 300 mil dólares. Este costo exorbitante justamente se debe a la resiliencia de los mismos, capaces de soportar niveles de radiación considerables así como temperaturas extremas.

El texto de la NASA

Usted fue sorprendido por uno de ellos justo ayer, y fue una experiencia endiabladamente aterradora. Este no era uno de los pequeños remolinos del desierto de Arizona, de solo unas cuantas decenas de metros de alto y de unos cuantos metros de diámetro… y que desaparecen en segundos.

No, lo que le golpeó ayer fue una monstruosa columna alzándose varios kilómetros de altura y de cientos de metros de ancho, diez veces más grande que cualquier tornado de la Tierra. Arena rojiza y polvo azotándole a más de 30 metros por segundo (70 millas por hora) llevaron la visibilidad a cero, erosionando el cristal de su escafandra, y llenando de polvo cada pliegue y arruga de su traje espacial.

Durante 15 minutos se encogió y resistió las bofetadas. La peor parte fue el incesante crujir y relampaguear de rayos en miniatura mordiéndole a usted y su vehículo, y la fuerte estática en su radio que le impedía pedir ayuda.


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