Cuando Charles Darwin cruzó los Andes en 1839 se encontró con un fenómeno natural impactante: los hielos penitentes, una fascinante formación de hielo.
El viaje de Charles Darwin en el HMS Beagle fue uno de los eventos más trascendentales en la ciencia. Gracias al mismo pudo recolectar la evidencia para definir su teoría de la evolución.