Recorriendo Namie, la ciudad fantasma de la planta nuclear de Fukushima

Namie, la ciudad cercana a la planta nuclear de Fukushima, se convirtió en una ciudad fantasma tras la tragedia. Hoy la podemos recorrer de manera virtual.

Una tragedia que destruyó a una ciudad

El servicio Street View de Google maps ha ido actualizando en los últimos años las decaídas y abandonadas calles de la ciudad de Namie incluidas dentro de la zona de exclusión, un lugar surrealista cercano a la central nuclear de Fukushima, ciudad que un día 11 de marzo de 2011 fue abandonada por miles de personas tras el terremoto y tsunami que dañaron la planta nuclear.

Si bien gran parte de la ciudad ha sido abandonada, los distritos de la ciudad fuera de la zona de exclusión son habitados por más de 18 mil personas. Curiosamente, cuando navegamos a través Street View dentro de la zona de exclusión en sí misma podemos llegar a toparnos con varias personas, casi siempre empleados del gobierno japonés trabajando en la recuperación del aérea.

La siguiente no es una imagen de una película distópica de ciencia ficción, sino que se trata de la ciudad de Namie en la actualidad:

Fotografía de las áreas cercanas a Fukushima
Vehículos en el estacionamiento de la planta nuclear de Fukushima.

El mayor trabajo de dicha operación consta en limpiar los techos de las casas y en remover las capas superiores del suelo, las cuales poseen peligrosos niveles de partículas radiactivas, y meterlas en montañas de gruesas bolsas de PVC para su posterior remoción.

El área es también habitada por más de 300 personas que se negaron a abandonar la ciudad cuando ocurrió la tragedia. Generalmente personas mayores quienes vivieron prácticamente toda su vida en la ciudad y se rehúsan a dejarla debido al apego sentimental hacia la misma.

Namie, la ciudad devorada por la naturaleza

Quizás algunas de las imágenes más espectaculares de Namie y las cercanías de la planta es el ver como la naturaleza está devorando absolutamente todo. Esto es común en muchas ciudades abandonadas, como por ejemplo la ciudad estadounidense de Detroit, la cual sufrió un considerable deterioro y fuerte emigración tras el decaimiento de la industria automotriz estadounidense llevando a que las plantas y árboles consuman a dicha urbe con el paso de las décadas.

Fotografía de las áreas cercanas a Fukushima
Motocicleta abandonada en una ruta cercana a la la planta nuclear de Fukushima.

Los efectos del tsunami del 2011 en Japón

Es difícil de entender con palabras lo devastador que fue el tsunami que tuvo lugar durante el 2011 en el noroeste de Japón. Según la Agencia Nacional de Policía del Japón, la cual realizó un profundo estudio de las pérdidas causadas por la tragedia, sabemos que en total 15.687 personas perdieron sus vidas, 6.157 resultaron heridas y 2.532 permanecen desaparecidas.

Asia en especial posee muchas especies de plantas y arbustos que crecen a un ritmo frenético. Una de estas fue el kudzu, la planta que invadió los Estados Unidos y causó una tragedia ecológica incontrolable.

Los daños edilicios y de infraestructura también fueron dantescos, en total 121,778 edificios colapsaron totalmente, 280.926 edificios colapsaron parcialmente y 699.180 edificios sufrieron algún tipo de daño. Al 2015, todavía 330 mil personas continuaban viviendo en refugios o en las casas de sus familiares.

Es importante mencionar dichos números, ya que nos ofrecen una idea de la magnitud de la tragedia.

Fotografía de las áreas cercanas a Fukushima
Vehículos en el estacionamiento de la planta nuclear de Fukushima.

Las murallas contra tsunamis

En el presente Japón se encuentra construyendo una enorme serie de murallas y torres costeras con el fin y la intención de frenar un tsunami futuro similar al ocurrido en el año 2011. Con este fin el gobierno japonés ha realizado una inversión colosal de varios miles de millones de dólares y, al presente, ha logrado finalizar gran parte del escudo costero. Hemos escrito al respecto en el siguiente artículo.

Muralla del pueblo de Yamada.
Muralla del pueblo de Yamada. Puede apreciarse la altura de la misma.