La grabación más antigua de la voz humana que se conserva

La grabación de voz más antigua estuvo perdida durante décadas, fue solamente tras un monumental esfuerzo por recuperarla que se pudo reconstruir.

La grabación más antigua de la voz humana que aun se conserva, todo un hito tecnológico en la Historia de la humanidad, fue realizada por Thomas Edison y George Gouraud el 29 de Junio de 1888 en el Crystal Palace londinense utilizando un dispositivo de grabación de ondas sonoras pionero.

Ilustración de Édouard-Léon Scott de Martinville.
Édouard-Léon Scott de Martinville, inventor del fonoautografo.

No obstante, y en un claro ejemplo de como la tecnología moderna ayuda a recuperar fragmentos del pasado, en el año 2008 se descubrió como reproducir las grabaciones realizadas mediante la utilización de fonautografos, máquinas creadas por un vendedor de libros e inventor amateur llamado Édouard-Léon Scott de Martinville quien inspirado, o mejor dicho, lisa y llanamente basándose en la anatomía del oído humano -llegando a tener incluso partes preservadas de oídos humanas en su estudio- finalizó en el año 1857 estos dispositivos capaces de capturar las ondas de sonido ambiental.

Con anterioridad habíamos hablado sobre la grabación musical más antigua que se conserva a la fecha.

Eso lo hacía a través de las vibraciones que se producían en finas membranas de seda cuando el aire chocaba contra estas. Así las codificaba en patrones lineales que se grababan en hojas con forma de cilindro cuyas superficies habían sido tratadas con hollín. Irónicamente y si bien increíblemente ingenioso, Scott de Martinville nunca se preocupó por crear una máquina capaz de reproducir los cilindros de papel obtenidos durante el proceso de grabación. Invención con espíritu socarrón si las había.

A pesar de varios y laboriosos intentos por lograr reproducir las cintas a lo largo del siglo XIX como el realizado por Charles Cros en 1877 utilizando complejas técnicas de fotograbado metálico y tiempo más tarde los intentos del inventor del gramófono, Emile Berliner, quien intentó traducir los patrones en los discos a lineas moduladas de sonido en un disco de vidrio para así poder reproducirlos en su gramófono, nadie pudo lograrlo sin destruir o dañar irreparablemente las grabaciones.

Ilustración de un fonoautograma.
Prototipo de un fonoautograma.

La fragilidad de los cilindros y la ya mencionada incapacidad de reproducción llevó a que los distintos curadores y bibliotecarios se despreocuparan por obtener y cuidar las cintas con los fonautogramas, a diferencia de los cilindros con los fonogramas creados años más tarde por los fonógrafos de Edison que, y aunque de manera rústica, podían volver a reproducirse.

Es así y a pesar de contar con muy poco material sobre el cual trabajar, que los investigadores David Giovannoni y Patrick Feaster lograron en el año 2008 reproducir uno de estos cilindros al digitalizar su topografía e interpretar la información sonora mediante algoritmos confeccionados especialmente para este fin.

Fotografía de un hombre sosteniendo un fonoautograma
Fonoautograma realizado hace 150 mediante la utilización de un fonoutografo.

Si bien en un principio creyeron que se trataba de la voz de una joven mujer, tras estudiar en profundidad la estructura de los fonautogramas descubrieron que debido a un error de interpretación se encontraba reproduciendo la grabación a mayor velocidad de lo debido, dándole por ende una característica más aguda al sonido.

Tras varios ajustes lograron finalmente reproducir correctamente la cinta y, muy a su sorpresa, descubrieron que la voz en cuestión, grabada durante los primeros meses del año 1860, se traba nada más y nada menos que del mismo Édouard-Léon Scott de Martinville cantando el «Au clair de la lune. Así proseguirían recuperando grabaciones, como fragmentos recitados de la obra de Torquato Tasso e incluso una grabación de 1857 la cual, por desgracia, se encuentra irreparablemente dañada. La digitalización de la grabación puede ser escuchada en este audio.

Y el abate Moigno

Si de algo podemos estar seguros es que esta incapacidad de reproducir el audio grabado salvaba al usuario de las dificultades que pasaron algunos de los pioneros en el campo, como el abate Moigno, quien casi fue linchado cuando demostró el fonógrafo de Edison en funcionamiento:

«[…]cuando el abate Moigno, un conocido divulgador científico, mostró por primera vez el fonógrafo de Edison a la Academia de Ciencias de París; el abate mismo me explicó lo ocurrido. Todos los sabios presentes declararon, siguiendo al profesor Tait, que la reproducción de la voz humana por un disco de acero era físicamente imposible, debido a las sutiles formas de las ondas producidas por el habla, aunque admitían que la música podría transmitirse de este modo. El abate fue acusado incluso de tener escondido un ventrílocuo debajo de la mesa. Dejó la habitación disgustado»

Del tema ya hemos hablado en esta entrada.

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