La prueba del espejo, el experimento para determinar la autoconciencia

La prueba del espejo es un experimento cognitivo que permite determinar el nivel de autoconciencia y auto-reconocimiento en distintas especies de animales.

La prueba del espejo

En la década de 1970 el investigador Gordon Gallup Jr realizaría un simple experimento para observar qué especies de animales poseían la capacidad de reconocerse a si mismos. El resultado, sería esperable pero asombroso, sólo cinco de los animales más inteligentes del planeta podían hacerlo.

Estos eran los chimpancés (comunes), bonobos, orangutanes, delfines y, obviamente, los humanos. Posteriormente se añadirían a la lista los elefantes asiáticos, las orcas, las urracas y las palomas -estas últimas con resultados dispares-. En la imagen de la derecha puede apreciarse un mono capuchino realizando la prueba.

Un elefante viéndose al espejo.

Fotografía de un elefante viéndose al espejo.

El método utilizado era simple, tras dejar al animal interactuar con el espejo durante un tiempo considerable, uno de los investigadores pasaría a distraerlo. Simultáneamente, un asistente marcaría al mismo con una tinta inodora. Acto seguido, se observaba si el animal, al volver a observarse en el espejo y ver la mancha, reconocía que la misma se encontraba en su cuerpo y no en el «ser» del reflejo.

De esta manera, podía observarse el nivel de desarrollo cognitivo y, en cierta medida, hasta una capacidad de abstracción en el sujeto de prueba. Si bien el estudio ha recibido sus críticas, el mismo ha demostrado que, en efecto, los únicos capaces en pasar la prueba son animales con los cerebros relativamente desarrollados.

Inteligencia animal: desde Koko, la gorila capaz de hablar con lenguajes de señas hasta el legendario y Ken Allen, un orangután que desafió a un zoológico entero al volverse un maestro del escapismo, los animales no dejan de asombrarnos con su inteligencia y astucia.

¿Es la prueba del espejo una herramienta útil?

Las críticas generalmente no hacen referencia a la invalidez del estudio, sino a que éste es antropocéntrico, y suele no tener en cuenta la capacidad de ciertos animales de inteligencia marcada, como por ejemplo el caballo y el ciervo, que a causa de su visión estereoscópica tienen mayor dificultad para enfocar su vista en un espejo.

Fotografía de un perro viéndose al espejo.
Los perros generalmente no pasan la prueba del espejo.

Por ejemplo los perros, incapaces en un gran porcentaje de reconocerse visualmente, pero muy efectivos a la hora de reconocerse a si mismos en base a su olor. Este argumento también se aplica a los pulpos y otros animales de inteligencia notable pero incapaces de reconocerse visualmente.

¿Es la prueba del espejo una herramienta útil para determinar la autoconciencia? esa es una pregunta muy válida, ya que la prueba del espejo es en efecto extremadamente antropocéntrica. Es decir, es extremadamente parcial a la naturaleza y las capacidades humanas, una especie en donde el reconocimiento visual ha sido una parte visual de su evolución.

En otras especies, como ya mencionamos los pulpos y los perros, utilizar un método visual para determinar su nivel de autoconciencia no es una metodología óptima, ya que la visión de estas especies no jugó un rol tan importante en su evolución. Por ejemplo los perros tienen una visión muy pobre, y un olfato decenas de veces superior al olfato humano. En efecto, cuando consideramos el olfato los perros si son capaces de reconocerse a si mismos en base a su olor.

Por lo tanto, y como conclusión, la prueba del espejo es un método anticuado y parcial y no es óptimo para determinar la autoconciencia en la mayoría de las especies terrestres.


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