La gripe española de 1918, la peor pandemia en la Historia

En total el 2,5% de la población mundial pereció a causa de la gripe española y un de la población 20% sufrió sus síntomas.

La gripe española de 1918

Hoy en día, el HHS, calcula que el número de muertos a nivel global por causa directa de la Gripe Española ronda entre los 50 a los 100 millones. Sin embargo, este suceso fue oscurecido en notoriedad por los eventos de la Primera Guerra Mundial, y hoy en día pocos conocen o están enterados del mismo. Irónicamente, esta pandemia nivel 5, que tuvo lugar de 1918 a 1919, no sólo superó en cantidad de víctimas a las varias plagas y pestes del medioeveo y el renacimiento, sino que además incluso multiplicó varias veces en número de víctimas en comparación a los caídos por la guerra misma.

En total el 2,5% de la población mundial pereció y un 20% sufrió este subtipo del virus de la gripe, científicamente denominado H1N1. De hecho, su índice de mortalidad es cientos de veces superior al de los subtipos comunes de gripe (una relación que va al 0,1% para los subtipos comunes, del 2,2% al 20% en el subtipo H1N1).

Fotografía mostrando a los médicos cargar los cadaveres.
Los grupos de médicos intentaban retirar los cadáveres y los enfermos graves lo más rápido posible para evitar el avance de la gripe española.

Con un brutal índice de contagio del 50%, y síntomas capaces de debilitar y consecuentemente matar a una persona promedio fácilmente, la enfermedad se extendió como reguero de pólvora por todo el mundo en cuestión de semanas.

Si bien el paciente cero fue registrado en Kansas, el 11 de Marzo de 1918, la enfermedad fue denominada como «Gripe Española» ya que España, al no haber estado involucrada en la guerra, fue el país que más reportó los casos de este virus. Los otros países involucrados en la guerra temían desmoralizar a la población reportando las víctimas. De esta manera, ante los ojos del mundo, España parecía ser de ser el epicentro del virus.

Varios países europeos y americanos entraron en un estado de histeria masiva, y en muchos de estos se llegó a implementar desde toque de queda hasta la detención de ciudadanos que deambularan por la calle sin protección respiratoria. Así mismo, se implementaron fuertes multas contra personas que respetaran las normas de conductas requeridas por las autoridades (como por ejemplo escupir en el piso).

El uso de las máscaras de gas: debido a que en ese entonces se estaba desatando la Primera Guerra Mundial, muchos de los soldados en las trincheras utilizaban de manera regular máscaras de gas, ya que esta guerra se caracterizó por la utilización extensiva de gases venenosos. Esto aminoró en gran medida la velocidad de los contagios en las trincheras. Puedes leer más al respecto en el siguiente artículo: La historia de las máscaras de gas, su origen y evolución.

Las morgues y hospitales prácticamente se abarrotaron de cadáveres, debiendo derivar el traslado de cuerpo directamente a quemaderos industriales con el fin de deshacerse rápidamente de los mismos. En el sur de los Estados Unidos, pueblos enteros desaparecieron.

Solo en octubre de 1918 más de 300 mil personas murieron en Estados Unidos a causa de la gripe. En la siguiente imagen vemos como edificios regulares con grandes espacios interiores fueron acondicionados para servir como hospitales de campaña en los cuales aislar a los infectados.

Fotografía de las camas de hospitales llenas.

La imagen anterior muestra las camas de hospitales llenas durante la gripe española. Como podemos apreciar muchos centros de convenciones, gimnasios y estadios fueron reconvertidos en hospitales de campaña.

La falta de personal, tanto público como privado, llevó a que miles de empresas y servicios básicos como la luz, el agua y el teléfono fuesen interrumpidos. No obstante, la epidemia causaría muchas más víctimas per capita en Europa que en Estados Unidos, esto a causa del mejor manejo de la situación en dicho país. En Estados Unidos, y a diferencia de Europa, los enfermos eran trasladados a enormes centros de control, limitando así la posibilidad de que propaguen la enfermedad en mayores números.

Las pestes de antaño: si bien como mencionamos al principio de este artículo la devastadora gripe española causó más muertes que las plagas del medioevo y el renacimiento, el impacto cultural de las pestes y plagas medievales fue mucho mayor que el de la gripe española. Durante el medioevo no existían los servicios de salud y cremación coordinada de víctimas hallados en el siglo XX, razón por la cual las calles se atiborraban de cadáveres. Es así que se dieron fenómenos culturales y artísticos tales como el Totentanz y la Danza Macabra.

La segunda ola de la gripe española

Un detalle digno de remarcar es que la segunda fase o segunda ola de la pandemia fue más mortífera que la primera, ya que, según han logrado establecer los científicos modernos mediante el análisis genéticos de las muestras conservadas del virus, durante la primavera y el verano del hemisferio norte ocurrió una mutación del virus que lo llevó a ser más mortífero en personas jóvenes. Al llegar el otoño y el invierno el efecto de la segunda fase en las poblaciones que comenzaban a recuperarse fue devastador.

Por qué fue la gripe española tan mortífera

Hoy en día gracias a un controversial y arriesgado estudio, se pudo teorizar a una hypercitoquinemia, o «tormeta de citoquinas», como el factor responsable por el altísimo índice de mortalidad del virus. Las citoquinas, grosso modo, son proteínas de control. Las mismas ejercen una función reguladora en las células que las producen.

Desde el crecimiento, la comunicación celular, la quimiotaxis, y, pertinente a este caso, la secreción de inmunoglobulinas. Sin complicar las cosas mucho, y haciéndolo fácil de entender, durante una «tormeta de citoquinas» una retroalimentación positiva repetitiva (en castellano: una respuesta en sentido directo a un estímulo que se repite una y otra vez) se produce a causa de la presencia del subtipo H1N1.

Fotografía mostrando una linea de enfermeros.
Enfermeros en formación listos para retirar a las victimas.

En la imagen anterior vemos como los cuerpos de enfermería fueron organizados en batallones similares a los de un ejército.

Como resultado las citoquinas señalan a los macrofagos y las células-T (mecanismos de defensa contra patógenos) a dirigirse en sentido del estímulo. Por una razón todavía no entendida por la ciencia actual, en el caso de la «tormenta de citoquinas» esta retroalimentación positiva se vuelve repetitiva en exceso, y pierde el control que normalmente el organismo ejerce sobre la misma, llevando a la producción excesiva de citoquinas y la deterioración de tejidos a causa del proceso. Como resultados, intensas fiebres, mareos y fatiga extrema llevan a la muerte, incluso, de adultos jóvenes.

Un principio de siglo caótico caótico: las dos primeras décadas de principios del siglo XX fueron extremadamente caóticas para muchos países europeos. Desde la Primera Guerra Mundial hasta la Gripe mencionada hasta inundaciones voraces como la Gran Inundación de Moscú de 1908 que cubrió en agua a la capital del en ese entonces Imperio Ruso y el crecimiento del río Sena que tapó a gran parte de París temporalmente en agua, la Gran Inundación de París de 1910.

Si bien podríamos llegar a creer que éste tipo de epidemias fuera de control eran algo del pasado, ésto no es así y como veremos a continuación las pandemias son un peligro latente incluso en la actualidad.

Peligros a futuro

El posible «próximo causante» de una pandemia global son los virus del tipo HnNn, como por ejemplo el H5N1, o gripe aviar, la cual también causa la muerte debido a las ya mencionadas «tormentas de citoquinas». No obstante, en la actualidad el resultado podría llegar a ser mucho peor, ya que los viajes intercontinentales e internacionales se han incrementado en gran medida, mientras que la infraestructura hospitalaria, a causa de los modelos de máximo rendimiento económico actuales, ya no está diseñada para soportar pandemias masivas como en el pasado.

Los coronavirus

Ciertamente las dos primeras décadas del siglo XXI han demostrado que, a pesar de nuestra tecnología actual y la velocidad de transmisión de información, la humanidad continua bajo un gran riesgo biológico especialmente en lo que refiere a las epidemias del tipo coronavirus. Desde la epidemia del SARS que tuvo lugar entre noviembre del año 2002 y julio del 2003 la cual dio como resultado unos 8.098 casos y 774 muertes ó el MERS en el año 2012 con 2.506 casos y 862 muertes entre los años 2012 y 2016 hasta llegar a la temible epidemia de Wuhan en el año 2020.

Si bien las dos epidemias anteriores, en lo que a números respecta, parecen ser relativamente leves, a principios del año 2020, no obstante, tendría origen en la ciudad de Wuhan, provincia China de Hubei, una de las más contagiosas y a su vez peligrosas epidemias en la memoria reciente, llegando a causar miles de muertes y a su veces decenas de miles de infectados. Debido a la crisis en febrero de dicho año casi la mitad de la población China, lo que es igual al 10% de la población mundial, debió permanecer en cuarentena para evitar el contagio.

Personal de salubridad auxiliando a una persona victima del coronavirus.
Personal de salubridad auxiliando a una persona victima del coronavirus en Wuhan, China.

Epidemias virtuales: si te interesa seguir leyendo sobre epidemias te recomendamos el siguiente artículo sobre la primera epidemia virtual en la historia.