Karakuri ningyo, los autómatas sirvientes del Japón en el siglo XVIII

En el siglo XVIII los japoneses crearon autómatas mecánicos con el fin de entretener y servir el té a los invitados: los Karakuri ningyo.

Karakuri ningyo

Existen en Japón desde hace varios siglos una gama de dispositivos mecánicos denominados Karakuri ningyo cuya función era la de funcionar como autómatas sirvientes y servir el té o incluso actuar en los festivales como artistas mecánicos. Este tipo de mecanismos descienden de una antigua tradición japonesa denominada como koyosegi, de la cual hablamos al final del artículo. Si bien en Europa existían varios tipos de autómatas, como por ejemplo el pato mecánico de Jacques de Vaucanson, los autómatas japoneses son mucho más antiguos y complejos.

Fotografía de uno de los autómatas sirvientes de Japón.
Fotografía de uno de los automatas sirvientes de Japón.

Su traducción más cercana al español podría ser «Persona mecánica para tomar a alguien por sorpresa» y justamente se los utilizaba con la intención de agasajar invitados mostrando algo novedoso y llamativo, un símbolo de estatus social y riqueza.

Estos autómatas estaban basados en un simple mecanismo que les permitía moverse limitadamente cargando una taza de té de un punto a otro. Si bien sus mecanismos eran relativamente similares existen diferentes modelos que cumplían diferentes funciones y servían distintos propósitos. Algunos relativamente simples y otros increíblemente complejos.

Entre los más importantes se encuentran los Zashiki Karakuri, de gran tamaño y generalmente utilizados en teatros y salones; los Dashi Karakuri utilizados para representar dioses en festivales religiosos; y los Zashiki Karakuri diminutos, del tamaño de un perro pequeño, utilizados dentro de las casas para sorprender a los invitados.

También existían otros modelos, como los capaces de utilizar herramientas, y demostrar así escenas cotidianas de la vida en un pueblo japonés, generalmente a manera de extinción y entre los más complejos se encontraba un autómata capaz de utilizar un pequeño arco para disparar una flecha y acertar en un blanco el cual era desplegado a cierta distancia.

Los autómatas sirvientes

Los ya mencionados Zashiki karakuri, eran autómatas sirvientes que funcionaban de la siguiente manera: Cuando una taza de té era puesta en su bandeja, el peso accionaba el disparador del mecanismo, y el autómata comenzaba entonces a caminar en línea recta hacia el invitado.

Generalmente no se le avisaba al invitado que el Karakuri ningyo era un autómata mecánico, por lo que si este no sabía de la existencia de dichos dispositivos, el invitado se llevaba la sorpresa de su vida al ver lo que parecía ser una simple muñeca moverse y acercarse a este para ofrecerle una taza de té. Después de todo, y como vimos en el primer párrafo de este artículo, justamente su motivo era el de ser capaces de tomar a alguien por sorpresa.

Fotografía de un automáta japonés.
Detalle de la caja que contiene el mecanismo principal de un Karakuri ningyo.

Al llegar este tomaba la taza y el autómata inmediatamente quedaba inactivo a su lado. Cuando terminaba de tomar el té, el invitado entonces ponía nuevamente la taza en la bandeja haciendo que el mecanismo de una vuelta en U y vuelva al dueño de la casa con la taza vacía.

Fotografía de un automáta japonés.
Karakuri ningyo, capaz de utilizar un arco para disparar una flecha.

Además de servir el té las versiones de tamaño real utilizadas en teatros y festivales poseen complejos sistemas de movimiento que les permitían hacer gestos o rutinas especiales, ya que generalmente se utilizaban como actores mecánicos para representar a dioses o personajes históricos. Otros más elaborados representaban animales, como por ejemplo perros y hasta osos, los cuales intentaban simular la caminata en cuatro patas de dichos animales.

Mecanismos de madera

Los mecanismos de los Karakuri ningyo estaban completamente hechos de madera, utilizando muy pocas partes metálicas. Los japoneses eran y son expertos en crear todo tipo de complejas uniones de madera sin la utilización de clavos o pegamentos. Solo valiéndose de la utilización de complejas geometrías en las uniones.

Un buen ejemplo de lo anteriormente mencionado son los koyosegi, asombrosos mecanismos completamente hechos con madera. Estos son las mezcla perfecta entre el arte y la ingeniería. Dichos mecanismos forman cajas que pueden ser tanto rompecabezas mecánicos como combinaciones y series de trabas permitiendo así guardar ítems.

Puedes leer más sobre los koyosegi en el artículo que hemos escrito sobre los mismos.


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